Ante una trampa


"Señor, tú conoces mi camino: en el camino por donde voy, me han tendido una trampa" (Salmo 142:3b) 

No es fácil para David. Está huyendo y escondiéndose porque el rey, a quién consideraba una persona leal, el padre de su mejor amigo, lo ha convertido en su enemigo y procura cazarlo como si fuera una bestia. Esa sensación de huir de quien se mostró cercano y familiar, es simplemente, un momento amargo y triste.

El salmo expresa los sentimientos de David en medio de una persecusión implacable e injusta. Parece diluirse el David de fe, el que se enfrentarba a animales salvajes, el que se paró frente a Goliat. Pero lo que vive es distinto, y es eso lo que a veces no se alcanza a percibir con propiedad, una cosa es ser atacado por un animal o un gigante que no tiene nada que ver contigo, otra muy distinta, ser acosado por alguien que has amado y que ha tenido una historia común contigo. Lo primero es fácil de enfrentar, se toman las medidas y se actúa. Pero, ante la situación de ser maltratado por un amigo o persona amada, se produce una desazón tal que el individuo queda devastado porque es herido por quien menos lo espera.

En ese contexto David recurre a Dios y le dice "tú sabes quién soy, conoces mi camino", mira adelante "me han tendido una trampa". ¡Qué dificil! No es una trampa de enemigos, es de amigos, y esas son las más sutiles y también las más dolorosas. La forma en que está traducida parece no ser muy clara, otra versión dice: "tu conoces mi encrucijada" o "tu conoces el camino".

Dios sabe. Ve lo que tú y yo nunca podremos percibir con toda su magnitud. Estamos rodeados de peligros, de traiciones, de trampas tendidas por los que alguna vez se dijeron cercanos... En esos momentos, la incertidumbre y la perplejidad nos impide saber qué es lo mejor para hacer, pero David sabe que Dios conoce todo y por eso recurre tranquilo a él, sabiendo que Dios le dará la sabiduría para avanzar y salir de ese atolladero en el que está. El pedido es en sí mismo una promesa, Dios no nos deja solos nunca.

 ¿Estás llevando a Dios tus angustias y perplejidades para que te libre de las trampas del camino?

© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida

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