En su presencia


"En su presencia expongo mi queja; en su presencia doy a conocer mi angustia cuando me encuentro totalmente deprimido" (Salmo 142:2-3)

La religión folklórica nos ha vendido tantas ideas tergiversadas sobre Dios que cuesta entender que el salmista vaya a la presencia de Dios para quejarse, o a dar a conocer su angustia cuando se encuentra totalmente deprimido. Se suele presentar a Dios como un megalómano enfermo de alabanza, que sólo espera que sus súbditos estén permanentemente dándole loas y panegíricos para que la divinidad se "sienta" halagada y conforme. Sólo pensar en esa idea se me revuelve el estómago porque es un concepto nacido no en la divinidad sino en alguna mente humana enfermiza, que espera eso para su desviada vida y lo ha proyectado en la divinidad.

David está angustiado y deprimido y además, tiene ganas de quejarse. Inspirado por Dios escribe, voy a su presencia a quejarme. ¡Qué maravilla! Ante tanto predicador vendiendo ideas absurdas de Dios este salmo resulta ser una bocanada de aire fresco natural y realista.

¿A qué mente se le puede haber ocurrido que ante Dios no hay que quejarse? ¿Qué mente tan perversa puede haber inventado que la angustia y la depresión desagradan a Dios y por lo tanto, frente a él, hay que tener siempre con una cara llena de risa, aunque por dentro tengas un volcán a punto de estallar?

La Biblia describe a Dios como padre, no puedo imaginarme a mi hijos no exponiendome sus aflicciones, de hecho, si alguno de ellos callara sus angustias me sentiría el más miserable de los padres por no ser capaz de prestar mi oido a sus tristezas. Si un padre humano siente que es su deber escuchar a sus hijos, ¿cuánto más Dios en su amor infinito e inefable?

Muchas veces me he sentido lastimado y herido y he encontrado refugio en la bondad de Dios que no se asusta por mis quejas, ni por mi angustia y menos por mis estados depresivos, al contrario, los entiende más que nadie porque Jesús sufrió tanta angustia mental que sus vasos capilares se rompieron y comenzó a fluir sangre junto con la transpiración. Dios entiende, son los fariseos los que no saben nada.

¿Has recurrido al Señor con tus angustias sabiendo que te escucha?

© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida

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