La justicia y el derecho


“La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono, y tus heraldos, el amor y la verdad” (Salmo 89:14)

Hemos hecho de Dios una caricatura, por lo tanto, cuesta entender estas frases escritas por Etán el Ezraelita, probablemente, uno de los que seguía a David en su peregrinar y huida en tiempos de Saúl.

La frase “si Dios quiere” o “será la voluntad de Dios”, se ha convertido en una expresión tan trillada y falta de lógica, que con dichas expresiones tendemos a justificar casi todo. Alguien muere a consecuencia de un accidente automovilístico provocado por un borracho o un irresponsable y “será de Dios”. Miles quedan muertos o heridos a consecuencia de un tifón, un terremoto o un tsunami, “por algo Dios lo habrá permitido”. La novia o el novio nos golpea o nos intimida, “algo querrá Dios enseñarme”. A fin de cuentas, Dios tiene la culpa de todo lo que nos sucede, sea bueno o malo.

Esa concepción de Dios, aparte de ser absurda, es macabra y está basada en un concepto introducido al cristianismo en la Edad Media por el monje Agustín de Hipona (354-430), probablemente el escritor cristiano que más ha influido o afectado (infectado también es lícito escribirlo), la mentalidad occidental. En su mente, nada escapa al control de Dios y Dios controla todo, incluyendo nuestra voluntad. Es el concepto que Juan Calvino, (1509-1564) -uno de sus seguidores ideológicos- llamó “la absoluta soberanía de Dios”. Bajo ese prisma, se ha interpretado a Dios, creyendo erróneamente que Dios tiene el control absoluto de todo.

El texto bíblico dice que Dios asienta su trono, es decir, su poder, en “la justicia y el derecho”. No es justo un Dios que provoca terremotos, tifones y tsunamis y asesina a millones de personas. No es de derecho un Dios que fomente malas prácticas, aunque sea con fines correctos. Dios no es así, esa es una caricatura de la divinidad.

Dios es justo y actúa en derecho. Eso implica, que no hará nada que viole ese principio. No provoca tifones, terremotos ni tsunamis, y menos fomenta las malas prácticas de algunos de sus seguidores.

¿Qué idea tienes de Dios? ¿Por qué es tan nocivo un dios injusto?

© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida
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