Salir de la prisión


"Sácame de mi prisión para que pueda yo alabarte" (Salmo 142:7a) 

Este es un versículo aparentemente extraño y duro, porque expresa un sentimiento de David, difícil de asimilar. Pide a Dios que lo libre de la prisión que está viviendo para de esa forma alabarlo. Leído así pareciera ser un tanto caprichoso o al menos exigente. "Sólo te alabaré cuando me libres, no antes".

David no está en una cárcel real, sino rodeado de una situación que lo aprisiona. Afligido por las circunstancia que en muchos casos pueden convertirse en una verdadera prisión. No hay que dudarlo, los problemas que enfrentamos muchas veces son asfixiantes y lo único que se desea es escapar de esa situación.

David está acosado. Escondido en una cueva, sin amigos, sintiéndose acorralado por un enfermo de poder que no permite ningún desafío a su poderío y en ese momento, entiende, lo que muchos les cuesta entender, sólo Dios tiene el poder de librarnos de la angustia y de la persecusión. 

Es eso lo que está reconociendo David, el poder de Dios para sacarlo de su aflicción y por eso alaba a Dios. En medio del dolor, la angustia, la soledad, la persecusión, la traición y los muchos males que nos aquejan provocado por personas en las cuales en algún momento confiamos, es fácil desanimarse y caer bajo el peso de la circunstancia. Incluso, llegamos a ser condescendientes con quienes viven una situación tal, pero la lección de David es que es precisamente en esos momentos tan complejos donde no debemos perder de vista a Dios. El Señor nos invita a confiar en él, porque aunque no lo entendamos, Él busca la forma de sacarnos de allí, de manera justa, lo que significa que tampoco hace algo que pueda anular la voluntad humana.

Alguna vez leí el slogan: "Deja que Dios sea Dios en tu vida". Me sigue pareciendo un buen lema. Permite que Dios te libre. No te angusties, no te concentres en la prisión que te asfixia. Deja que Dios sea Dios. En su momento te librará de todo y cantarás aleluyas y alabanzas a él por esa razón.

¿Estás reconociendo a Dios en medio de tus aflicciones? ¿Estás dejando que tu mente se concentre en Dios y no en la aflicción?
 
© Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inédito Salmos de vida
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1 comentario:

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