La verdad sale a la luz


“Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la luz” (Juan 3:21)

El 11 de junio del año 2002 el Congreso de los Estados Unidos tomó una resolución histórica y ordenó que los libros de historia fueran cambiados y se reconociera oficialmente a Antonio Meucci como el inventor del teléfono, desplanzado a Alexander Graham Bell de la historia oficial. El decreto incluye entregar a los herederos de Meucci algunos de los beneficios de la patente.

Antonio nació en Florencia, Italia. Desde temprano en su vida destacó por su inventiva. El teléfono lo creó inicialmente como una forma de comunicarse con el segundo piso de su casa donde normalmente estaba su esposa afectada por una grave artrítis.

Al llegar a EE.UU. construyó una fábrica de velas con una innovación que había inventado al utilizar la parafina como la base para la creación de un elemento que era fundamental en aquella época.

En 1860 mostró su invento en una demostración pública. Pero, no logró reunir el dinero que necesitaba para pagar la patente de su invento, que en ese momento ascendía a la suma de 250 dólares, mucho dinero para la época. En 1871 logró sólo hacer un trámite preliminar para su invento.

En 1876 Alexander Graham Bell, patenta el teléfono sólo con una descripción de lo que había hecho Meucci. Cuando Antonio reclama sus derechos le informan que todos los registros de su patente y del prototipo que había hecho se habían perdido.

Con los años se supo que Bell había hecho un acuerdo secreto con la compañía Wester Union para que le diera el dinero para la patente a cambio de darle el 20% de las utilidades por 17 años. Meucci hizo una demanda por fraude que duró varios años y que fue interrumpida el año 1896 con su muerte.

En todas partes existen personas dispuestas a beneficiarse con el esfuerzo de otros. Gente inescrupulosa que se apropia de ideas, objetos o materiales que tienen otro dueño. El plagio y el robo de ideas es una cuestión seria, que algunos minimizan como si fuera algo sin importancia. Meucci murió sin haber obtenido beneficios de su invento, Bell obtuvo todas las ganancias de algo que no merecía. Sin embargo, tarde o temprano, la verdad sale a la luz. Es fácil mentirse a sí mismo, pero, la verdad siempre fulgura.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad 

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