Tregua de navidad


“Vivid todos en armonía, unidos en un mismo sentir y amándoos como hermanos” (1 Pedro 3:8)

Los soldados anónimos de las trincheras

Las guerras las deciden cúpulas de poder y las pelean gente anónima que a menudo no tiene nada que ver con las decisiones que toman los poderosos, muchas veces por razones que nada tienen que ver con el patriotismo o la defensa de supuestos valores nacionalistas. En general, las guerras son una gran artimaña en manos de grupos de poder que ordenan matanzas mientras se mantienen a distancia para no ser afectados por sus decisiones.

En todas las conflagraciones siempre hay personas que son arrastradas a esa situación por la máquina propagandística o por la presión de los hechos. Nadie en su sano juicio va contento a pelear y asesinar personas. La guerra es un macabro recuerdo de nuestra naturaleza pecaminosa.

Por esa razón, sorprende lo que ocurrió en vísperas de navidad en 1914, en plena Primera Guerra Mundial. Por orden del Kaiser, los soldados alemanes recibieron árboles de navidad, salchichas, dobles raciones de pan y regalos. Así que las trincheras alemanas se convirtieron en lugares de jolgorio y celebración.

Al otro lado, los soldados británicos y franceses, no podían creer lo que estaban viendo, las trincheras iluminadas con los árboles de navidad. De pronto algunos se pusieron a cantar canciones de navidad, y algunos soldados alemanes sacaron pañuelos blancos. Uno de ellos saltó fuera de la trinchera, sin armas, y mostrando un pañuelo blanco y una sonrisa.

Poco a poco otros imitaron a ese hombre que se sentía invadido de paz por las canciones que recordaban a Jesús. Los hombres de ambos bandos salieron, se abrazaron, comenzaron a compartir obsequios. La confraternización duró todo el día. Incluso, se improvisaron partidos de fútbol entre los rivales.

Cuando la superioridad se enteró de lo que estaba pasando, en ambos bandos ordenaron a los soldados volver a las trincheras. Varios generales temieron que la guerra pudiera terminar. En ambos bandos se había presentado a los enemigos como bestias dispuestas a todo, y ahora, se veían cara a cara, y comprendían que eran tan sólo seres humanos en medio de una pesadilla. En algunos puntos la tregua duró hasta el mes de febrero por la negativa de los soldados de atacar a quienes conocían. Todo esto muestra que muchas de las peleas humanas son sólo eso, una locura inventada por otros.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad

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