Trabajar en silencio


“Sale entonces la gente a cumplir sus tareas, a hacer su trabajo hasta el anochecer” (Salmo 104:23).

En la humanidad siempre ha habido dos tipos de personas, los que se quejan porque las cosas no funcionan y están mal, y los que en silencio buscan formas de hacer que las cosas funcionen y dejen de estar mal.

Chester Carlson estudió en el Instituto de Tecnología de California (CIT) y en la Escuela de Derecho de Nueva York. Cuando se graduó en 1930 trabajó en la Compañía de Teléfonos Bell y luego fue contratado por la P. R. Mallory Company, una empresa de electrónica de Nueva York, para trabajar en el departamento de patentes. Fue allí donde se dio cuenta de un problema serio. Quienes recibían los prototipos de las patentes tenían que dibujar a mano los planos que les eran presentados y escribir una a una las hojas que se necesitaban para dejar constancia del invento que se proponía para solicitar una patente. Dicho trabajo era tedioso, lento y a menudo hacía que quienes realizaban dicho trabajo se ensuciaban las manos con las hojas de carbón que se usaban en las máquinas de escribir o con los lápices de tinta que se usaban para hacer los dibujos a mano. ¡Tiene que haber una forma mejor y más rápida de hacer esto!, dijo Chester, y su exclamación dio inicio a una búsqueda en solitario para buscar una solución.

Comenzó a experimentar con la electrostática intentando hacer copias de material impreso para obtener copias de dibujos de las patentes. Ocho años después, cuando la mayoría se habría dado por vencido, produjo la primera fotocopia, lo llamó xerocopia (del griego, copia en seco). Registró la patente en 1940, e intentó vender sin éxito su proceso a más de veinte compañías antes de que una organización sin ánimo de lucro, el Instituto Batelle Memorial, aceptara adoptarlo. Los derechos comerciales los adquirió la compañía Haloid, que más tarde se convertiría en Xerox Corporation, que recién produjo la primera fotocopiadora de ofician en 1958.

Chester trabajó en silencio y produjo una revolución. No reclamó, buscó una solución. ¿De qué grupo eres? ¿De los que hablan o de los que trabajan?

La próxima vez que veas una fotocopiadora, imagínate a Chester, en la cocina de su casa, haciendo experimentos durante ocho años, para lograr solucionar un problema. Luego, piensa si tú eres parte del problema o de la solución. Sin duda, a algún grupo perteneces.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad

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