Mártires de la fe


“Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece” (Mateo 5:10)

Es un error creer que los “hechos de los apóstoles” se terminaron de escribir cuando Lucas culminó su libro. Millones de cristianos han seguido agregando páginas a la historia de la cristiandad. Cuando Jesús venga y podamos dialogar con los salvos, conoceremos miles de historias que nos son desconocidas, pero que están llenas de fervor y virtud.

El ejército Otomano invadió la ciudad italiana de Otranto, en la zona de la Apulia. En la mañana del 29 de julio de 1480, desde las murallas de Otranto se hizo visible en el horizonte una flota de 90 galeras, 15 mahonas (barcaza en árabe) y 48 galeotas (galeras menores de 20 remos) y en ellos 18 mil soldados musulmanes a las órdenes de Mahoma II, también conocido como Fatih, el Conquistador, quien a los 21 años había ascendido como jefe de la tribu de los Otomanos.

Cuando los otomanos ingresaron a la ciudad, después de varios días de asedio, asesinaron a todo aquel que se cruzara en su camino. Al llegar a la catedral encontraron refugiados allí a 800 personas. Fatih les señaló que debían abandonar su fe cristiana y unirse a los musulmanes, de otro modo, serían asesinados. En ese momento habló Antonio Primaldo, sastre de profesión, un hombre de avanzada edad, y el único nombre que ha permanecido quien hablando a nombre de todos dijo: “Todos creemos en Jesucristo, Hijo de Dios, y estamos dispuestos a morir mil veces por Él”. Al día siguiente todos fueron decapitados, comenzando por Primaldo.

Cuando Cristo venga conoceremos historias de valor de millones que han ofrendado su vida por la fe. En la mayoría de los países cristianos no existe dificultad para adorar a Dios en paz, sin embargo, las persecusiones a cristianos han aumentado en el último siglo. El informe “Perseguidos y Olvidados” realizado en Inglaterra durante el año 2013 señala que en los últimos dos años en países musulmanes, comunistas y tribales de África, la persecusión y asesinato de cristianos ha aumentado a cifras espeluznantes.

Ser cristiano no se trata de ir a la iglesia, sino de comprometerse con un estilo de vida, que en algún momento, exigirá tomar una decisión, y en muchos casos dicha elección significará persecusión y, en algunos casos, enfrentar la muerte. ¿Estás preparado para ese momento?

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad 

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