Porque es justo


“Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el Señor a los sacrificios” (Proverbios 21:3)

Hay luchas que no se entienden plenamente sino hasta cuando han pasado muchos años. Tal es el caso de algunas defensas de los derechos a las mujeres que se dieron al comienzo del siglo pasado. En la mayoría de los países occidentales es inconcebible que una mujer no estudie o no ejerza su derecho a voto, cuesta creer que hubo épocas donde el solicitar ese derecho era considerado un acto de sublevación al sistema social y se entendía que quien hacía un pedido así estaba yendo contra el orden establecido. No es extraño, que en ese clima, aún los religiosos llegaran a creer que había que dejar las cosas tal como estaban.

Susan Brownell Anthony le tocó vivir un tiempo donde las mujeres no eran más que adornos para ser exhibidos y mujeres que se encargaban de proveer de hijos y cuidados a varones que las consideraban un poco más inteligentes que un niño, y en algunos casos, menos.

No estamos hablando de muchos años atrás, y lamentablemente, en algunos países esta realidad parece no haber cambiado ni en fondo ni en forma.

Susan viajó miles de kilómetros por Estados Unidos y Europa dando cientos de discursos por año sobre el sufragio y el derecho de la mujer al mismo durante 45 años aproximadamente. Se desplazó en carruajes, vagones, trenes, mulas, bicicletas, diligencias, transbordadores y, en ocasiones, en trineos. Su esfuerzo rindió frutos varios años después de su muerte.

Alguna vez le preguntaron por qué se esforzaba tanto en una lucha, que se creía, no tendría ningún resultado. Su respuesta fue simple y profunda: “Porque es justo”. Sólo eso, al punto. Eso debería bastar para que nos involucráramos más en lo que es justo, sólo porque corresponde que como cristianos no amparemos conductas que están mal.

Cuando enseño esta verdad es común que algunos me digan que Jesús no dijo nada de la esclavitud de su tiempo ni de la condición de la mujer. Mi respuesta es que lo que hizo Jesús habla mucho más que sus palabras. Se acercó a los pobres, mujeres y extranjeros cuando se consideraba de justicia el despreciarlos. Con su vida libertó a todos los cautivos, entre las cuales las mujeres eran las primeras, esclavas de un sistema por ser mujeres y despreciadas por la misma razón. Seguir el ejemplo de Jesús es lo correcto.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad 
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