Un milagro de la ciencia


“Comuniquen al pueblo todo este mensaje de vida” (Hechos 5:20)

Martín Cooper (1928)

El 3 de abril de 1973 es un día histórico en los anales de los descubrimientos científicos, ese día Martín Cooper hizo la primera llamada móvil de la historia. Lo hizo haciendo una broma y llamó a otro ingeniero de la competencia, Joel Engel, que trabajaba arduamente para lograr llegar a hacer factible una idea que hasta ese momento era sólo ciencia ficción.

En la actualidad existen más de 7 mil millones de teléfonos móviles en el mundo, es decir, uno por cada ser humano que habita esta tierra. Es el aparato más vendido de la historia y nació en la mente de un ingeniero eléctrico que se le ocurrió cuando miraba, precisamente, una película de ciencia ficción.

El teléfono movil o “celular” como algunos lo llaman, está confeccionado con el fin de comunicarse, aunque, muchos dicen que está provocando el efecto inverso, porque muchas personas viven más ligadas a sus teléfonos móviles que a las personas con las que deberían relacionarse, de todos modos, se ha convertido en un instrumento esencial de las comunicaciones contemporáneas.

Del mismo modo como cada ser humano tiene la posibilidad de tener un móvil en la actualidad, todos podemos llegar a comunicarnos con la divinidad mediante el más poderoso medio de comunicación inalámbrico que existe, la oración. Que no es un petitorio, como la mayoría lo ha convertido, ni un momento de lamento, sino un medio que Dios ha previsto para que podamos dar a conocer nuestras más profundas inquietudes.

Abrir nuestra mente a la divinidad, no demanda más esfuerzo que conectar nuestros pensamientos con Dios. Muchas personas creen que se necesita una postura física diferente, palabras almibaradas, y expresiones que no son de uso cotidiano. Nada más alejado de la realidad. Dios no precisa de nuestra oración, es algo que los seres humanos necesitamos, para darle a conocer a Dios nuestras más profundas inquietudes y anhelos. Dios no se enoja si vamos caminando, si estamos saltando o le invocamos tirados en la playa mientras contemplamos el cielo azul. Lo que a la divinidad le interesa es que nos comuniquemos, que seamos capaces de usar ese móvil espiritual extraordinario para conversar con el único que nunca falla, el que tiene siempre la conexión directa hacia nosotros y capta hasta el más mínimo sentimiento que tenemos. Orar es un acto vital en la vida del cristiano.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad 

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1 comentario:

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