El prejuicio que condena


“Preguntó Natanael: –¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?” (Juan 1:46)

Natanael era levita, por lo tanto pertenecía a la clase social. Es el único de los discípulos que ejercía ese rol. Cuando se señala que los “discípulos” eran pescadores, ese es un error de concepto, sólo tres de ellos se dedicaban a la pesca, los otros tenían diferentes oficios: comerciante, recaudador de impuestos, terrorista (ese no es un oficio, pero describe a qué se dedicaba Simón), etc.

Sin embargo, aunque compartían diferentes oficios, todos tenían algo común que es connatural a la raza humana, estaban impregnados de prejuicios de diferente índole.

Natanael, nunca ha visto a Jesús, nunca ha hablado con él, ni siquiera sabe qué tipo de persona es, sin embargo, comienza descalificándolo por el origen que supuestamente tiene. No sabía en ese momento que Cristo no vivía en Nazareth, sino en Capernaúm, también en Galilea, y que se había criado en Egipto en su primera infancia y nacido en Belén. Sólo juzgó a Jesús por haber escuchado que era de Nazareth, ciudad donde había vivido su adolescencia y juventud.

El prejuicio siempre anula la razón. Hace que las personas dejen de pensar con claridad y se concentren en señalar sólo aquello que ha inmovilizado su capacidad de razonar. Las personas que se dejan llevar por prejuicios, lamentablemente, terminan convirtiéndose en ignorantes y mitómanos, es decir, guian su pensamiento en base a mitos y conceptos errados.

Una persona que desee conocer de verdad, no puede ni debe dejarse envolver por prejuicios que le impidan pensar correctamente. El prejuicio condena a no conocer y vivir esclavo de ideas erradas.

“El prejuicio es el hijo de la ignorancia” (William Hazlitt)

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Reflexiones al amanecer

MOTIVO DE GRATITUD 23: Agradezco a Dios por la solidaridad. Cuando Dios pone en alguien la capacidad de ser solidario, el sol ilumina el camino.

¿Estás haciendo tu lista de gratitudes? No olvides, que el desafío para este año es que al final de él hayas escrito 365 motivos de gratitud.

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