La respuesta de Dios


“Miren ustedes a las naciones que los rodean; mírenlas y llénense de espanto. Estoy a punto de hacer cosas tales que ustedes no las creerían, si alguien se las contara” (Habacuc 1:5)

Los versículos de hoy y los que le siguen son extraños, y lamentablemente en la historia de su interpretación, se ha prestado para avalar conductas que nada tienen que ver con el poder de Dios, como por ejemplo, justificar guerras santas y persecusiones sangrientas utilizando estos textos como fundamento.

Una cosa es lo que Dios hace y otra cosa es lo que el profeta entiende. Si hago una lectura superficial de estos textos, da la impresión que Dios “usa” a los caldeos como un arma en contra de Israel. Si leemos de esa forma, entonces, estamos ante la presencia de una manipulación flagrante de la voluntad humana.

Los caldeos, tal como lo describen los versículos siguientes eran sanguinarios y desconocían absolutamente el sentido de la justicia. ¿Será que Dios actúa de la misma forma que los caldeos? Algunos parecen creer que Dios es sanguinario y desconoce el derecho.

Los caldeos existían y atacaron a Israel, pero, lo que está en el fondo es la no protección de Dios, no porque Dios no quisiera hacerlo, sino precisamente porque los israelitas del tiempo de Habacuc habían rechazado a Dios. El profeta está afligido por el accionar de sus coterraneos y de la forma que actúan. Dios le contesta que siempre hay consecuencias, y que en este caso, el pueblo caldeo arrasará Israel y ellos vivirán los resultados de alejarse de la divinidad. Si se lee así, la responsabilidad es el del pueblo. Si se lee de otra forma Dios aparece como un ser vengativo. La perspectiva en este caso, hace la diferencia.

“La libertad obliga a la prudencia: los mutuos deberes al respeto” (José Martí)

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Reflexiones al amanecer 

MOTIVO DE GRATITUD 6: Doy gracias a Dios por la inteligencia. Los seres humanos somos los únicos que podemos analizar, reflexionar, establecer causas y efectos. Es maravilloso saberlo.

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