El nombre que no es nombre


“Cuando Dios creó al ser humano, lo hizo a semejanza de Dios mismo” (Génesis 5:1 NVI)

La tradición es tan poderosa que difícilmente se nos ocurriría pensar que “Adán” no es un nombre, nunca lo fue y tampoco lo es ahora. El primer varón de la historia humana, simplemente, nunca tuvo nombre. Se lo llamó simplemente “ser humano”, expresión que en hebreo se dice “adam” y que se trasliteró al español como Adán. En cierto modo, la única que tuvo nombre fue “Eva”, pero, porque en un acto arbitrario, el primer varón decidió tratarla diferente y la consignó a un rol, madre, que es lo que significa “Eva”.

¿Qué tiene de importancia? Las connotaciones son muy complejas para la historia de los seres humanos. Cuando Dios crea a la raza humana, forma a dos seres, un varón y una mujer. Ambos, en igualdad de condiciones, para ser complementarios, no para que uno sea subsidiario del otro.

Por eso la Biblia consigna en el siguiente versículo del que encabeza esta reflexión que “Los creó hombre y mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó ‘seres humanos’” (Génesis 5:2 NVI). Otras versiones dicen simplemente, “los llamó Adán”. Eso quiere decir, que cuando nacieron de la mano de Dios el primer varón y la primera mujer, fueron llamados de la misma forma. Con ese gesto Dios consignaba expresamente que los consideraba a ambos de la misma esencia.

Sin embargo, el primer varón, en un acto que señalaba la introducción del pecado se quedó con la designación, convirtiéndolo en nombre, y le quitó a su compañera esa calidad, nombrándola de una forma que sólo fuera circunscrita a un rol, nada más, quitándole el atributo más importante de la creación, ser, “ser humano”.

Aún vivimos las consecuencias de dicha decisión. La división entre varones y mujeres es tal, que muchos hombres aún les cuesta trabajo entender que las mujeres son tan seres humanos como ellos como los mismos derechos y deberes. Cuando un varón discrimina a una mujer, o la disminuye, de cualquier manera, está repitiendo el acto arbitrario del primer varón de no reconocer en la mujer, su par, su igual, su complemento.

¿Entiendes que ante los ojos de Dios, varones y mujeres, somos iguales por creación?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo

MOTIVO DE GRATITUD 32: Gracias Dios por el agua, es maravilloso la forma en que los has hecho, con toda su trasparencia, esconde un mundo de misterios. 

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1 comentario:

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