La depresión no es un pecado


“¡Estoy harto, Señor! protestó. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados” (1 Reyes 19:4)

El pedido de Elias a Dios no sólo es extraño, también es normal. Si, como leen, normal, cuando una persona está viviendo un estado depresivo que lo hace ver todo negativo, no desea más que morirse. Lo grandioso de esta historia es que Dios no reprende a Elias por su pedido, no le dice nada.

Si algunos de los cristianos que conozco, con su moralidad a cuestas y su justicia acusadora hubiera escuchado a Elias repetir esa oración lo habrían reprendido y acusado de apóstada y de haber abandonado la fe de sus padres. Hasta lo habrían querido sacar de la “santa iglesia” por expresar en voz alta lo que muchos han gritado con un nudo en la garganta.

Elias se durmió llorando y lamentando. De pronto, lo despertó un ángel que lo invitó a comer, para que recupere fuerzas. Al mirar a su alrededor vió que había un pan preparado en las brazas de una fogata y agua. El profeta comió, y luego, se volvió a dormir.

¡Eso hace Dios! No reprende al cansado, no acusa al exhausto, no juzga al deprimido, al contrario, lo alimenta, vela para que esté bien, busca que sus fuerzas se renueven.

Al pasar la noche, nuevamente el ángel lo despierta y le da de comer. Ahora es enviado lejos, camina 40 días. ¿Quién lo alimentó en todos esos días? ¡Pues Dios! ¿Quién más? Cuando llega a Horeb, unos 400 km. de dónde había partido, Elias es otra persona. Ha hecho ejercicio, ha sido bien alimentado, ha sido sacado de la fuente de conflictos que tenía. Por eso lo primero que le dice a Dios apenas llega es: “Me consume mi amor por ti, Señor Dios Todopoderoso” (1 Reyes 19:10). Dios se presenta delante de Elias, y luego lo manda a ungir a un rey de otro país, a Damasco, 500 km más de caminata. Al llegar de ese largo viaje de sanación, Elias ha vuelto a ser el de antes, pero renovado.

Así nos trata Dios a todos. No nos acusa. Se mantiene a nuestro lado. Nos acompaña. No hay que temer contarle nuestras tristezas porque estar deprimido no es pecado.

¿Estás seguro de estar llevándole tus tristezas a Dios?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo 

MOTIVO DE GRATITUD 38: Gracias Dios por los días malos, porque cuando pasa el huracán puedo apreciar con mayor alegría tu presencia, porque sé que en medio del tifón has estado conmigo. 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.