Ni plata ni oro


“—No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!” (Hechos 3:6)

Cuenta la historia que un día caminando el Papa de ese momento con el pensador y escritor cristiano Tomás de Aquino, se pusieron a contemplar los edificios del Vaticano y el Papa le dijo ufano a su interlocutor:

—Ahora no podemos decir como en tiempos de Pedro, “no tengo plata ni oro”.

—Si –dijo de manera elocuente, Tomás de Aquino–, pero tampoco podemos decir “levántate y anda”.

Pedro tenía en su momento una convicción que los cristianos han perdido en los siglos venideros. Puede ser una locura, pero cada vez se confía más en las estructuras denominacionales y... en la cuenta bancaria de la corporación que en Dios mismo.

Cuando una organización religiosa de raíz cristiana pierde el sentido de misión y se concentra más en construir una organización, no se diferencia mucho de una transnacional con sus fines meramente temporales.

Pedro y Juan lo entendía muy bien, por eso, con convicción repitieron “no tengo plata ni oro”... y a continuación le dieron a ese hombre lo que nadie más podía darles: Sanidad, poder, esperanza, futuro y la alegría más grande de toda su vida.

No es extraño que ese hombre, que la Biblia no registra su nombre, se pusiera a saltar y a gritar como loco. Entro al patio del templo (al templo nadie entraba, salvo los sacerdotes de turno), alabando estruendosamente... y no es para menos, un momento antes estaba paralítico, y ahora, por el poder de alguien que no ha oído hablar en su vida recibe el regalo de la sanidad física y de paso, le quita el estigma de que los “pecadores” eran condenados por sus faltas a estar enfermos.

Nunca tendremos poder si en nuestro horizonte está la plata y el oro. Nunca podremos ser agentes eficaces para transmitir el poder del Espíritu Santo mientras estemos pensando en grandeza y bienes humanos. Para tener poder, hay que dejar el oro y la plata, no hay otra forma.

¿Comprendes que tu y yo podemos ser impedimentos para recibir poder?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo 

MOTIVO DE GRATITUD 41: Gracias a Dios por la sonrisa de un niño. En cada rostro infantil Dios nos saluda y nos hace un guiño de esperanza.
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