Sangre inocente


“—He pecado –les dijo– porque he entregado sangre inocente” (Mateo 27:4)

Judas es víctima de su propia presunción. No era una persona mala, lo demuestra el hecho de que al ver que lo que había decidido no salía como él esperaba, reaccionó con temor y arrepentimiento.

La historia se ha encargado de juzgar, condenar y vilipendiar a Judas, por esa razón en occidente, ningún padre o madre cristiana le pone a su hijo su nombre. No obstante, es una forma tradicionalmente cruel de condenar a una persona, como si nadie tuviera posibilidad de arrepentimiento o de al menos, el derecho a la duda, suponiendo que aquel individuo merece otra oportunidad. Pero así somos los seres humanos, rápidos para condenar y lentos, muy lentos, para admitir nuestras propias derrotas y pecados.

Incluso, hay personas que llegan a creer que Judas es parte de un plan de Dios, donde él tenía que ser el que lo traicionara, lo que constituye una distorción macabra del carácter de Dios, y el sólo suponer que Dios pudiese utilizar a una persona como pieza de ajedrés sustituible, es no entender el carácter de Dios.

Otros, con una imaginación viva e intentando excusar a Cristo mismo, sostienen que Judas llegó a ser parte del grupo de los discípulos por auto invitación, lo que no sólo es absurdo, sino que rompe la lógica bíblica, que señala explícitamente que Cristo lo invitó, tal como a los demás, a ser parte de sus discípulos.

Judas tenía una mente analítica y también práctica. Como buen comerciante, no sólo veía el momento sino que buscaba las oportunidades para obtener los mejores beneficios. El “entregar” a Cristo fue parte de un plan que hurdió en su cabeza, con el fin de obligar a Jesús a asumir el rol que él tanto esperaba, rey de Israel.

Como muchos judíos y la mayoría de los discípulos, esperaba un caudillo que aglutinara al pueblo y los levantara en armas en contra de los romanos. Sin embargo, veía que Jesús se iba para otro lado. Por eso intentó ayudar y todo salió mal. Así es siempre, cuando no te detienes a pensar exactamente en cual es la misión, terminas por proponer un plan B, que siempre sale mal.

¿Estás siguiendo los planes de Dios o exclusivamente los tuyos?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo

MOTIVO DE GRATITUD 51: Agradezco a Dios los momentos pasados junto a la familia, no sólo la familia nuclear, sino todos aquellos que se han constituido en hermanos adoptados. 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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