Un Dios que no discrimina


“Respecto a las hijas de Zelofejad, el Señor ordena lo siguiente: Ellas podrán casarse con quien quieran, con tal de que se casen dentro de la tribu de José” (Números 36:6)

El sexismo y la discriminación han existido siempre. No es algo que nació ayer ni se va a acabar mañana. Probablemente, tendremos que lidiar con estas formas de segregación hasta que Jesús vuelva.

Los israelitas, llamados a ser lumbreras, que se conectaban directamente con Dios y tenían mensajes de primera mano del Dios del universo, que habían recibido el mensaje de que en la creación Dios hizo iguales al varón y a la mujer (Génesis 1:27), que Dios no hizo distinción entre uno y otro (Génesis 5:2), siglos después, se habían contaminado con los conceptos imperantes en su contexto cultural. Trataban a sus mujeres como seres humanos de segunda categoría que debían ser amparadas bajo la tutela de un “judío piadoso”, algo similar a lo que ocurre en la actualidad, con tantos varones que consideran que su función es “proteger a las mujeres”.

Al repartir la tierra, se encontraron con una situación que no podían resolver a partir de sus prejuicios ni estereotipos sesgados por su cultura. Sin embargo, tuvieron la inteligencia de preguntarle directamente a Dios.

Los jefes de cada familia recibían una porción de tierra y se les hacia dueños de ese terreno. Sin embargo, Zelofejad tenía sólo hijas, ningún varón en su familia. Ante esa situación le preguntaron a Dios, lo que siempre deberíamos hacer, y Dios respondió: “Respecto a las hijas de Zelofejad, el Señor ordena lo siguiente: Ellas podrán casarse con quien quieran, con tal de que se casen dentro de la tribu de José” (Números 36:6). La última parte no era una restricción para las cinco hijas de Zelofejad, sino para todos en Israel, la indicación es que las herencias se mantuvieran dentro de la misma tribu.

Cuando se le pregunta directamente a Dios, él nunca discrimina a un ser humano en desmedro de otro. Dios no tiene hijos de primera y segunda categoría. Dios no hace diferencia de personas ni tiene favoritismos. Dios es ecuánime y justo. No es correcto tratar a alguien como subordinado e inferior, sólo porque tiene un sexo diferente, eso no sólo es ajeno a la forma de actuar de Dios, sino es una señal de incomprensión del carácter divino.

¿Cómo tratas a otros seres humanos? ¿Si eres varón como tratas a las mujeres de tu entorno?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo 

MOTIVO DE GRATITUD 59: El mundo, aunque caído, aún conserva paisajes hermosos que quitan el aliento. Gracias Dios por darnos muestras de tu amor por medio de la naturaleza. 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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