Un Dios sin parcialidades


“Dios no se muestra parcial con los príncipes ni favorece a los ricos más que a los pobres. ¡Unos y otros son obra de sus manos!” (Job 34:19)

He sido invitado muchas veces a dirigir semanas de oración o de énfasis espiritual en universidades. En general, son momentos muy hermosos, donde las personas se reúnen en torno a la Palabra y hacen un alto en sus labores cotidianas para concentrarse en orar y estudiar la Biblia.

No suelo esconder lo que pienso, por esa razón, en una de esas oportunidades dije algo que aún hoy, después de años, suelen recordármelo. Sigo pensando igual y creyendo que adoro a un Dios sin favoritismos de ningún tipo.

Quería ilustrar, precisamente ese hecho, con el agravante de querer dejar en las mentes de mis oyentes el mensaje de imparcialidad de Dios, así que dije:

—Seguramente, si Jesús viniera hoy a este lugar, no comenzaría visitando al rector de esta Universidad, sino, que probablemente iría a la casa del que fue expulsado o de aquellos estudiantes que ahora no están aquí porque de un modo u otro han sido excluídos o se han apartado.

La gente comenzó a murmurar. A la salida, uno me dijo: “Nunca más lo invitarán a predicar aquí” (menos mal que se equivocó). Otro afirmó: “Es una falta de respeto, el rector es la autoridad máxima”, antes de continuar le dije: “Hermano, Jesús no hace visitas protocolares, sino redentoras y busca, en primer lugar, a los perdidos, a los enfermos, a los desplazados y no a aquellos que se sienten sanos”, lo dice la Palabra. El hombre se quedó mudo.

Perplejo me quedo yo cuando hacemos distinción entre personas como si Dios tuviera hijos predilectos e hijos de segunda categoría. Dios no hace acepción de personas, la divinidad a la que adoramos no excluye a nadie ni hace categorización de seres humanos. Somos los seres humanos los que nos gustan los honores, los títulos y los primeros puestos, así como los fariseos que amaban los primeros lugares y los honores en las plazas (Lucas 11:43).

Cristo es un Dios que no excluye a nadie. Jesús ama a todos, a quienes le aceptan y a quienes no. Aprender esa lección, es fundamental, para no tratar a las personas de una forma en que Dios no hace.

¿Haces acepción de personas o te guías por el principio de la imparcialidad?

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: Cada vida un universo

MOTIVO DE GRATITUD 57:De una manera u otra Dios nos recuerda que el ama a todos. Agradezco a Dios por eso, porque en él puedo refugiarme sabiendo que no hace acepción de personas.

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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1 comentario:

  1. Apreciado Pr. Nuñez, mi agradecimiento por el mensaje compartido. Me agradan las personas que dicen las cosas con verdad! Deseo imitar siempre a Jesús en todo! Especialmente al hecho de nunca hacer acepción de personas! Dios lo prospere siempre.

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