Un don divino


“Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Romanos 5:5)

Si tomamos el versículo 5 del capítulo 5 de Romanos, al pie de la letra, entonces el amor es un don de Dios provisto al ser humano mediante el Espíritu Santo.

Ese concepto tira por tierra la idea de que el amor es producto del esfuerzo humano de manera completa. En cierto modo, el ser humano tiene la potencialidad de amar y por lo tanto puede generar la decisión de hacerlo. Sin embargo, en otros sentidos es un milagro. Amar exige dar y darse, eso va en contra de la naturaleza humana que habitualmente busca su propia satisfacción y por egoísmo sólo aspira a tener sus propias necesidades suplidas. En ese sentido, el Espíritu Santo se convierte en el elemento divino que le da al ser humano la capacidad de hacer algo que no surge en él de manera espontánea: Amar. Con todo lo que eso significa en términos de entrega, abnegación y auto sacrificio.

Eso implica que para que el amor florezca y se mantenga en el matrimonio es preciso depender continuamente de Dios quien otorgará el don a quienes lo pidan. Si alguien carece de amor, Dios puede darle la capacidad de amar. Dios ennoblece los sentimientos negativos y las actitudes que causan dolor a nuestros semejantes. Pero no puede hacerlo de manera forzada, es preciso que el ser humano acepte el accionar divino.

Cuando la pareja, individualmente están conextados con Dios, entonces, hay más posibilidades de mantener viva la llama del amor entre ellos. Tal como dice Cantares: “¡El fuego ardiente del amor es una llama divina!” (Cantares 8:6 DHH99), en otras palabras, sin Dios la pareja carece de la posibilidad de vivir la plenitud del amor.

El amor es fruto de la acción del Espíritu Santo (Gálatas 5:22). Para que obre el poder de Dios en el ser humano es preciso que cada persona acepte la ingerencia de la divinidad en su vida. Dios no obliga a nadie, el respeto de Dios es tan grande que nunca manipula, esa es una buena lección para los seres humanos que a menudo recurrimos a argucias para que alguien nos ame.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR 

MOTIVO DE GRATITUD 116: Gracias Dios por el amor, el magnífico don del amor, sin el amor seríamos nada más que robots intentando vivir. 

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