Recibir apoyo


“De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento” (Salmo 71:6)

Hay promesas que nos recuerdan la providencia divina y nos sumergen en el misterio de la misma. Es hermoso saberse acompañado, y aún más, el entender que dicho acompañamiento ha sido siempre, aún cuando en pasajes de nuestra vida seguramente nos sentimos solos y no logramos, detrás de la bruma de dificultades, percibir con claridad, la acción providencial de Dios.

La palabra “apoyo” es poderosa. Es una expresión utilizada por los constructores de obras para explicar el proceso mecánico de una pared o de una estructura que debe tener suficiente “apoyo” para mantenerse en pie. En una construcción el “apoyo” es la parte de una viga, cercha u otro elemento estructural que descansa sobre un soporte y que sirve para sostener una estructura, sin ese aditamento todo se viene abajo.

No sé si el salmista estaba pensando en eso, pero la metáfora es extraordinaria. Nosotros, estructuras finitas, pequeñas, imperfectas, recibimos el apoyo del Dios del universo. El mismo Jehová nos sostiene para que no caigamos. Pero, no lo hace sólo un día, o en circunstancias difíciles, nos apoya siempre. Por eso el salmista recalca: “De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento”. ¿Cómo es eso? ¿Cómo explicarlo? Es imposible, es sólo la convicción de creer en un Dios que no nos abandona nunca.

A veces quisiéramos tener una convicción mucho más certera de la presencia de Dios, pero el salmista nos recuerda que aunque no lo veamos, o en ocasiones, nos resulte difícil verlo, Dios está apoyándonos siempre.

En una construcción el apoyo puede ser visible o no estar a la vista de los que no son expertos. El mismo terreno sobre el que se construye debe ser lo suficientemente firme para servir de apoyo. No tener la contensión adecuada puede significar que el edificio se venga abajo o no sea capaz de soportar un movimiento telúrico.

Del mismo modo, en muchos momentos de nuestra vida el apoyo de Dios es evidente, lo podemos experimentar y ver de una manera palpable. Pero en muchos otros instantes, dicho apoyo es apenas perceptible. La fe sirve para entender que Dios no nos abandona nunca y su apoyo está siempre, nunca debemos olvidarlo. Dios no juega a los dados con nuestra vida y no nos deja solos en medio del mar de dificultades.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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