Sembrar con lágrimas


“El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha” (Salmo 126:5)

Nada hay nuevo bajo el sol. A través de toda la historia han existido personas que han pretendido invertir poco y recibir mucho, o en otras palabras, hacer el mínimo de esfuerzo y lograr el máximo de beneficio. Lamentablente para quienes piensan así, la realidad es mucho más compleja. La vida humana no funciona así. No se obtienen grandes beneficios sin hacer esfuerzos en sembrar. Los que quieren obtener ganancias a costa de poco esfuerzo, finalmente, sucumben bajo su propia mediocridad.

Todos los agricultores saben que para tener una gran cosecha es preciso hacer un trabajo sostenido y a tiempo. Primero, hay que preparar la tierra lo que implica arar y quitar piedras, luego, cuando todo está listo, se planta la semilla, para que ésta pueda crecer es preciso regarla, nadie obtiene el crecimiento de una planta sin agua, pero cuando la plantita comienza a emerger, es preciso desbrozar, quitando malezas y hierbas que pudieran estorbar el crecimiento de la planta que se cuida. A medida que va creciendo hay que tomar precauciones para evitar plagas de insectos, y esto se puede hacer con plaguicidas o con otras plantas que ahuyenten a insectos depredadores. En todo ese tiempo, hay que ir regando y desbrozando de manera permanente. Finalmente, cuando llega el momento, y antes que la planta crezca demasiado hay que cosechar.

La alegría de la cosecha va precedida de trabajo arduo. Sin esa labor de siembra y preparación no hay cosecha posible. Hasta aquí, un mensaje poderoso, de lo que significa no desmayar, hacer el trabajo y luego, aunque haya sido duro gozar del privilegio de la cosecha.

Ahora, un análisis breve para algo más complejo. A lo largo de la historia del texto prueba, muchos han sacado este texto fuera de su contexto y lo han aplicado equivocada y falsamente a la salvación, queriendo decir que el esfuerzo humano dará como fruto una cosecha bendita, la salvación. Ese concepto, no sólo es erróneo, esconde una gran cuota de soberbia. Creer que el ser humano pueda ganar por su esfuerzo o pagar lo que ya Cristo pagó en la cruz con su muerte y luego con la resurrección. En Jesús ya tenemos cosecha de salvación, no necesitamos agregar nuestro esfuerzo sino nuestra aceptación.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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1 comentario:

  1. "Esfuérzate y sé valiente" el mundo no dará facilidades al cristiano por lo tanto el trabajo duro comienza por derribar nuestros propios gigantes personales. Buen dia.

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