Justicia


“Dios no hará injusticia, y el Omnipotente no pervertirá el derecho” (Job 34:12)

Raymonde de Laroche (1886-1919)

La discriminación es un acto de injusticia. El menospreciar a una persona simplemente por género, es una perversión del derecho. Creer que alguien tiene algún mérito por ser de un sexo y no de otro, es una locura. La mayoría de las personas civilizadas lo entiende. Lo que resulta incomprensible es cómo algunos se dicen creyentes en un “Dios justo” y a la vez creen, que por designio divino la discriminación y la injusticia son parte de un diseño divino. Es una incoherencia absoluta creer en Dios y a la vez, sostener la discriminación como una forma de actuar de origen divino.

Las mujeres, a lo largo de toda la historia, han tenido que trabajar el doble para obtener lo que normalmente los varones lo tienen servido en bandeja, y algunos, que se llaman “inteligentes”, lo encuentran correcto.

Raymonde de Laroche es el seudónimo con el cual fue conocida Élise Léontine Deroche, quien es conocida como “baronesa” aunque no tenía ningún título nobiliario, pues era hija de un fontanero. Su sueño era volar aviones y lo logró al convertirse en la primera mujer en el mundo en recibir una licencia de piloto de avión, otorgada el año 1910 por el Club Aéreo de Francia. Murió a los 32 años en un accidente de aviación, sin embargo, aún se la recuerda como una mujer visionaria que logró lo que en su momento se consideraba exclusivamente tarea de varones.

Raymonde de Laroche
Muchos padres, supuestamente por querer lo mejor para sus hijas, limitan los sueños de su hijas, condiciónandolas para ser dependientes, poco soñadoras y limitadas por estereotipos absurdos. No hay empresa que una mujer no pueda realizar. Dios no es discriminador ni crea a seres de primera y segunda categoría, creer que Dios en un diseño absurdo, creó a los varones para ser líderes y a las mujeres para ser dependientes, es faltarle el respeto a la inteligencia de Dios, y de paso, instituir la discriminación como parte de un plan macabro de la divinidad.

Me extraña que gente inteligente defienda absurdos. Más aún, en contextos cristianos, donde se supone que se debería defender la dignidad de las personas sin discriminación de género, y aún más considerando que la Biblia dice en numerosas ocasiones que Dios “no hace acepción de personas” (Deuteronomio 10:17), en otras palabras, no tiene hijos de primera y segunda categoría, porque todos somos para él, “la niña de sus ojos” (Salmo 17:8).

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad

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