“Que nunca te abandonen el amor y la verdad” (Proverbios 3:3)
Alexander Graham Bell (1847-1922)
Puede parecer una frase cliché pero el amor es el mayor motivador que existe. Lo que se hace por amor no es comparable a lo que se realiza por odio o resquemor. El amor hace que surja lo mejor de nosotros. El amor explica alguna de las obras más extraordinarias que existen.
Pese a la polémica que lo acompañó toda su vida, es indudable que Alexander Graham Bell hizo un aporte extraordinario a la vida tal como la conocemos, patentó uno de los inventos que revolucionó las comunicaciones modernas: el teléfono. Sin embargo, detrás de este invento se esconde una historia de amor.
En 1875, Bell de 27 años, trabajaba con personas con problemas de audición. En esas circunstancias conoció a Mabel Gardiner Hubbard, una señorita de 17 que a los cinco años había quedado sorda. Bell se enamoró de ella, pero al comienzo fue difícil porque ella no veía ningún futuro con él, sin embargo, terminó casándose con él dos años después de haberlo conocido.
El padre de Mabel, Gardiner Greene Hubbard, quien llegó a ser el primer presidente de la National Geographic Society, se convirtió en el principal promotor de las investigaciones de Graham Bell. La historia cuenta que el teléfono fue inventado como parte de las investigaciones de Graham para intentar que su esposa escuchara. Ella nunca pudo escuchar, pero en el camino nació este aparato que hoy es imprescindible para la vida humana tal como la conocemos.
Graham Bell murió en 1922 y estuvo casado durante 45 años con Mabel, quien murió sólo cinco meses después que su esposo, muchos dicen que de pena.
El amor puede hacer milagros. Es un don de Dios que provee a los seres humanos la capacidad de ver lo mejor de otros y permite que nos sacrifiquemos o al menos, intentemos lo que en otras circunstancias nos parecería una locura.
Para vivir el amor de verdad, debemos entender que es un don divino. El ser humano es por naturaleza egoísta. Sólo la acción divina puede hacer que dejemos a un lado el egoísmo que nos corroe y demos lo mejor de nosotros. Porque en realidad, tal como hizo Cristo, amar es dar, no recibir.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad
#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Pese a la polémica que lo acompañó toda su vida, es indudable que Alexander Graham Bell hizo un aporte extraordinario a la vida tal como la conocemos, patentó uno de los inventos que revolucionó las comunicaciones modernas: el teléfono. Sin embargo, detrás de este invento se esconde una historia de amor.
En 1875, Bell de 27 años, trabajaba con personas con problemas de audición. En esas circunstancias conoció a Mabel Gardiner Hubbard, una señorita de 17 que a los cinco años había quedado sorda. Bell se enamoró de ella, pero al comienzo fue difícil porque ella no veía ningún futuro con él, sin embargo, terminó casándose con él dos años después de haberlo conocido.
El padre de Mabel, Gardiner Greene Hubbard, quien llegó a ser el primer presidente de la National Geographic Society, se convirtió en el principal promotor de las investigaciones de Graham Bell. La historia cuenta que el teléfono fue inventado como parte de las investigaciones de Graham para intentar que su esposa escuchara. Ella nunca pudo escuchar, pero en el camino nació este aparato que hoy es imprescindible para la vida humana tal como la conocemos.
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| Graham Bell |
El amor puede hacer milagros. Es un don de Dios que provee a los seres humanos la capacidad de ver lo mejor de otros y permite que nos sacrifiquemos o al menos, intentemos lo que en otras circunstancias nos parecería una locura.
Para vivir el amor de verdad, debemos entender que es un don divino. El ser humano es por naturaleza egoísta. Sólo la acción divina puede hacer que dejemos a un lado el egoísmo que nos corroe y demos lo mejor de nosotros. Porque en realidad, tal como hizo Cristo, amar es dar, no recibir.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad
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