Trabajar por la paz


“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9)

Anna Eleanor Roosevelt (1884-1962)

“Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento”. Esta frase la define por completo. Anna Eleanor, fue una revolucionaria en todo el sentido de la palabra, pero una revolución basada en la inteligencia y la diplomacia.

Vivió una época tormentosa. Fue testigo de dos guerra mundiales, que la marcaron profundamente en la orientación que dio a su vida.

Nunca pensó, cuando se casó con su primo lejano, Franklin Delano Roosevelt que algún día se convertiría en la primera dama de EE.UU., la esposa del presidente. A menudo, las cónyuges de los mandatarios ocupan un lugar secundario, no es el caso de Eleanor, que es considerada una de las personalidades más influyentes del siglo XX.

Participó en la creación de algunas de las instituciones más importantes de la época contemporánea, destacando la creación de las Naciones Unidas, donde presidió el comité de Derechos Humanos. En 1948 se logró, lo que se considera su mayor aporte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Eleanor Roosevelt
Nadie debería poner en duda los derechos fundamentales de las personas. En un mundo cada vez más relativista, muchas veces los derechos humanos son puestos en tela de juicio. Eleanor lo comprendió desde un principio, no sólo es preciso defender los derechos fundamentales, es necesario trabajar por la paz y por hacer conciencia de la importancia que tiene el respetar los fundamentos de la humanidad.

Sorprende cómo algunos cristianos, en la defensa de la fe, terminan negando algunos derechos consignados en la carta magna de la declaración de la ONU. Por ejemplo, el que todo ser humano tiene derecho a tener su propia religión, eso quiere decir, que nadie puede, de ningún modo, ni directa o indirectamente, poner en tela de juicio la conciencia individual. Muchos cristianos parecen querer revivir los oscuros pasajes de la Inquisición y las Cruzadas, donde contra toda la lógica de Cristo, atropellaron los derechos más básicos de las personas. Un cristiano, que realmente entiende a Jesús, nunca, por ninguna razón, irrespetará la opinión ni la conciencia de otra persona. La libertad y la libre elección, son el fundamento sobre el que se construye la redención, nunca deberíamos olvidarlo.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2013 Del libro inedito: Héroes de verdad

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