Juicio justo


“No juzguen por las apariencias, sino juzguen lo que es justo” (Juan 7:24)

Nada ha dañado más el estudio de la Biblia que el “texto prueba”, es decir, sacar una frase o incluso una palabra de su contexto y utilizarla para fines que el intérprete estime conveniente.

Jesús dice claramente que no debemos juzgar (Mateo 7:1-2; Lucas 6:37) y Pablo repite la misma idea en un tono aún más fuerte (Romanos 2:1). Es de una claridad meridiana, no debemos juzgar.

Pero, hay quienes utilizando el texto de Juan 7:24 dicen, “no, Jesús enseñó que debemos juzgar con juicio justo”. Es decir, da la impresión de que Cristo se estaría desdiciendo de sus palabras y habría autorizado a juzgar a los demás con precaución, lo que sería “juicio justo”.

Lo que estas personas no hacen es leer el contexto. Cristo está reprendiendo a quienes no entienden lo que él hace. En primer lugar, tiene que lidiar con sus hermanos que no creen en él (Juan 7:3-5), ellos insisten en que Jesús se “muestre” y él señala que aún no es su hora. Luego Cristo participa en secreto de la fiesta de las cabañas.

A mitad de semana Jesús va al templo a enseñar y eso provoca la admiración de quienes lo escuchan, pero también su rechazo y mofa. Cristo intenta razonar con ellos y los reprende diciendo “no juzguen por las apariencias, juzguen con juicio justo”, en otras palabras, piensen antes de hablar, examinen las evidencias, reflexionen en sus palabras porque pueden no estar diciendo lo correcto. Nada tiene que ver el uso de ese texto con que nos alcemos para juzgar, la amostación de Cristo de no juzgar sigue estando vigente y éste texto no sirve para tirar por tierra las palabras de Jesús. Decir que Cristo está autorizando a “juzgar” con juicio justo es simplemente no leer la Escritura.

“Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio” (Leonardo Da Vinci)


Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer

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