La religión de Judas


“Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó” (Mateo 27:5)

Todos cometemos errores, algunos más graves que otros, pero al final del día no todos deciden ahorcarse por eso. Una pregunta inquietante es ¿por qué Judas decidió ahorcarse?

Definitivamente Judas no era una persona impetuosa ni realizaba sus actos sin pensar. Era un individuo inteligente, sabía lo que hacía y a menudo tomaba decisiones luego de profunda instrospección.

A lo largo de los siglos la tendencia ha sido condenar a Judas Iscariote, de hecho, por esa razón nadie llama a su hijo Judas, lo que es una clara evidencia del estupor que nos causa su vida y sus acciones.

¿Por qué se quitó la vida? Ayer decíamos que la perspectiva que tenemos de Dios marca nuestra vida y toda nuestra experiencia, incluyendo, no sólo la religión, sino todos los aspectos de lo que somos, hasta lo más íntimo.

¿Qué religión tenía Judas? A primera vista, por la acción extrema que tomó, una que no admite error. Una visión de la realidad cargada de culpa y condena. Una religión de acusados y acusadores, una visión de la divinidad donde prima la culpabilidad como el modus operandi.

Si hubiera vislumbrado un poco de la gracia y del amor misericordioso de Dios, lo más probable es que habría hecho lo mismo de Pedro, quien cometió exactamente la misma falta. Habría llorado amargamente y luego se habría refugiado en la gracia.

Lo triste es que aún hoy hay muchos que viven esa religión de culpabilidad que a lo único que lleva es a la autodestrucción.

“Nunca a nadie la falta una buena razón para el suicidio” (Cesare Pavese)


Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer

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