Una religión tóxica


“¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica” (Romanos 8:33)

Hace poco leí el testimonio desgarrador de una persona que terminó yéndose de una congregación religiosa por el sentimiento de culpa que sentía al saberse acusado y condenado por todos aquellos que se llamaban sus “hermanos”. Quisiera que fuera un caso aislado, pero lamentablemente no lo es. Es tan común que nos hemos acostumbrado a su maléfico accionar.

Judas vivió una religión de culpa y condena y eso lo llevo a la autodestrucción. La religión tóxica se caracteriza por lo mismo, por sembrar culpas y no liberación. Por hacer que las personas se sientan hundidas en su maldad y no libres de ella. Está enfocada en el pecado y no en la gracia, es como si se estuviese contemplando todo el tiempo la oscuridad de un túnel sin ver nunca la luz al final del camino.

Hay entre los cristianos quienes hacen el trabajo del diablo (palabra que viene de la expresión latina diabolos, “acusador”). Se llenan de soberbia y orgullo propia acusando a sus hermanos. Se sienten moralmente superiores cuando llevan a alguien al banquillo de los acusados. La “disciplina eclesiástica” que “supuestamente” tiene como fin redimir al pecador, se ha convertido, para esas personas, en el mejor lugar para dar rienda suelta a su diabólica actitud acusadora.

Una religión de condena y acusación a lo único que lleva es a la destrucción y al empobrecimiento de la gracia. Ante los acusadores es difícil ver la salida al final del túnel. Aún más, es sumamente complejo observar el doble juego del acusador, que pretende excusarse a sí mismo acusando a otros. No hay esperanza en medio de un juicio, por esa razón un cristiano que acusa, renuncia a Cristo que nunca juzga.

“Todos insisten en su inocencia, a toda costa, aun si ello significa acusar al resto de la raza humana y aun al cielo” (Albert Camus)


Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
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1 comentario:

  1. Me agrada mucho la sinceridad, y apertura de intelecto, (por llamarla de una forma delicada) que tiene en su expresarse, y exponer los temas candentes, como el que leo, instar a la reflexión confrontando los temas asi tal cual son. Es alentador, ver que dentro del templo, se encuentran los unos ... pero los otros tambien. Bendiciones.

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