“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” (Gálatas 6:1)
El trabajo de un restaurador es delicado, lento y sumamente especializado. Cuando no se hace bien, puede quedar un desastre como el que ocurrió con Cecilia Giménez en Borja, España, una mujer de 80 años que, con buena voluntad, pero nada de preparación, intentó restaurar una pintura de más de un siglo de antigüedad titulada “Ecce Homo”, obra del pintor Elías García Martinez. El asunto, con ribetes de escándalo, se ha convertido en el hazmerreir de todo el mundo.
Una comunidad cristiana, comprometida con los valores de Jesús, será una congregación restauradora, que recibirá a heridos y enfermos, con el fin de ayudarles en el proceso de restauración.
Un especialista en restauración tarda años en prepararse para realizar el laborioso trabajo de restaurar obras de arte. De la misma manera, una comunidad cristiana que de verdad entienda su tarea, buscará de todas las formas posibles el estar preparada para restaurar a quienes han fallado o luchan con tendencias adquiridas o heredadas.
El antes y el después de la restauración del cuadro de Borja |
“Cuando aprendemos de la experiencia, las cicatrices del pecado nos pueden conducir a la restauración y una intimidad renovada con Dios” (Charles Stanley)
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer
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