“—Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios” (Mateo 21:31)
Existe una larga tradición entre los traductores de la Biblia para suavizar el texto bíblico, especialmente, cuando el que habla es Jesús. En cierto modo es razonable, porque se intenta que algunas cosas no suenen chocantes o provocativas. Sin embargo, hay una razón para decirlo de esa manera.
Jesús está hablando con algunos dirigentes religiosos judíos. Personas pagadas de sí mismas con un orgullo religioso que a todas luces, aparece como un resabio de una religión triunfalista, llena de vanidad y mal entendiendo su llamado a la misión. Fueron llamados para comunicar el carácter del Dios verdadero, y terminaron creyendo que eran los únicos dignos de recibir las bondades de Dios. Una forma sutil y efectiva de distorsionar el mensaje de Dios.
A esos hombres, llenos de orgullo por su religión les dice: “los recaudadores de impuestos y las prostitutas van en vez de ustedes al reino de los cielos”. Desde la Vulgata latina se quitó esa frase y se la suavizó por el “delante”, pero lo que Cristo está diciendo es que los ladrones de su tiempo y las prostitutas los reemplazarán en su pertenencia al reino de los cielos. Eso debe haber sido un mazazo a la cabeza y debe haberlos ofendido de una forma inimaginable.
Es como si alguien le dijera a un pastor orgulloso o algún dirigente triunfalista: “Las prostitutas que tanto desprecias, te reemplazarán en el reino de Dios”. No suena agradable y no es un elogio.
¿Por qué Jesús utiliza este giro argumentativo? Simplemente, porque entendía lo que algunos no logran comprender en la actualidad. El evangelio no tiene nada que ver con posiciones religiosas ni cargos eclesiásticos, sino con personas que están dispuestas a doblegar su vida ante Dios y aceptan su mensaje de amor y bondad. No importa cuán importante sea la responsabilidad religiosa que se tenga, eso no es meritorio para el reino de los cielos, sino la humildad para aceptar lo que Jesús hizo en la cruz.
Probablemente, publicanos y prostitutas, despreciados y desplazados, estaban más conscientes de cuánto estaban recibiendo de Jesús, cosa que a menudo olvidan los que creen ser importantes.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Cada vida un universo
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