“Y no se podía distinguir entre los gritos de alegría y las voces de llanto, pues la gente gritaba a voz en cuello, y el ruido se escuchaba desde muy lejos” (Esdras 3:13)
Hay momentos en la vida donde la tristeza se mezcla con la alegría de tal forma que es muy difícil saber qué sentimiento es el que está aflorando. Es lo que le pasó a la gente que pudo contemplar la reconstrucción del templo de Jerusalén en tiempos de Esdras y al regreso desde el exilio. Habían estado exiliados en Babilonia, y al regresar, habían decidido reconstruir lo que fuera el antiguo Templo de Salomón.
Según los datos de los historiadores más de 50 mil personas fueron obligados a marchar al exilio en Babilonia. La tierra de Judá quedó desolada, vacía de los miles que fueron obligados a exiliarse de su tierra.
Zorobabel y Jesúa, fueron dos de los líderes que encabezaron la reconstrucción. Tomar un grupo de personas deprimidas, desanimadas y aletargadas por el maltrato, la desesperanza y la falta de entusiasmo es una acción heroica. Pero lo hicieron. Guiaron a ese gente por un túnel de emociones encontradas y lograron descubrir en ellos el entusiasmo necesario para realizar tamaña obra.
Habían vivido en Babilonia libremente, con tal que no se involucraran en ningún movimiento político. Muchos se enriquecieron estaban en tierras extrañas y por esa misma razón, algunos decidieron no volver.
En el tiempo del exilio tuvieron a dos profetas, Daniel que fue llevado en el primer grupo, y Ezequiel que marchó con unos 10 mil judíos en el segundo grupo que fue obligado a marchar a Babilonia.
Pero, por muy próspera que fuera la nueva tierra y las libertades relativas de la cual gozaban, no podían olvidar Judá y la mayoría añoraba volver. Cuando al fin lo lograron en el período persa, lo primero que emprendieron fue la reconstrucción del templo, un símbolo de la presencia de Dios entre ellos. Muchos de los ancianos, que ya conocían el primer templo prorrumpieron en llanto y los más jóvenes en vítores de alegría.
Los que amamos a Cristo, tendremos la misma sensación cuando venga Jesús por segunda vez. Muchos llorarán de alegría, en una mezcla de gozo por su llegada y tristeza por el tiempo que ha pasado. Anhelo ese día.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Cada vida un universo
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.