“Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y de la familia de David” (Lucas 2:4)
En la historia del cristianismo José ha pasado a segundo plano, debido a la dictadura ideológica que ha vendido la idea de “super mujer”, “madre poderosa” o “super madre”, que ha transmitido el machismo y el sexismo, sin que la mayoría de las mujeres lo entienda claramente, quedando prisioneras de sentido creyendo que su vida sólo se define a partir de la maternidad.
Ser madre es un privilegio, pero nunca Dios quiso que los niños tuvieran sólo madres, eso es un desequilibrio. Cuando se transmite la idea que los niños necesitan a sus madres para crecer de manera equilibrada se transmite una media verdad, y por lo tanto, llega a ser falsa. LA INFANCIA NECESITA PADRES Y MADRES. Una pareja que juntas puedan proveer no sólo un lugar adecuado para el crecimiento de un niño, sino que aportando cada uno desde su perspectiva sexuada, puedan introducir al niño o niña que tienen por hijo o hija, a la realidad de este mundo de manera equilibrada.
¿Qué habría sido de María sola? De hecho, no sé si habría sobrevivido, en una época donde ser madre soltera se castigaba con la muerte. Si no hubiera tenido a José o si hubiera estado comprometida con otro hombre, un cobarde, por ejemplo, habría quedado sola en un mundo hostil a las mujeres solas que estaban condenadas a casarse con el pariente más cercano aunque este estuviera ya casado, o a vagar como prostituta, porque no había lugar para mujeres solas en la Palestina de María.
José es un valiente, no un viejo decrépito como lo ha pintado la literatura medieval sesgada de estereotipos absurdos. Fue un hombre que estuvo dispuesto a vivir la vergüenza de que alguien se pusiera a contar los meses y llegara a la conclusión de que él no era el padre del niño que nacería. Se bancó la posibilidad de ser llamado “cornudo” o “tonto”, simplemente por hacerse cargo de un niño que no era de él, cuestión que en contextos machistas siempre alcanza ribetes de escándalo. Fue osado al aceptar el desafío de criar a ese niño. Entendió que tenía una misión fundamental, ¡bien por él! Mal por la cantidad de varones que existen, que hacen hijos y no asumen.
¿Qué tipo de madre eres? ¿Qué tipo de padre? ¿Equilibrado o equilibrada?
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014. Del libro inédito: Cada vida un universo
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