“Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has apresado mi corazón con uno de tus ojos” (Cantares 4:9)
En veinticinco años de trabajar con parejas en crisis, lo más doloroso y corrosivo ha sido tener que atender a personas que están en relaciones donde no son correspondidos. Amar, sin ser amado, es una punzada directa al vientre. Muchos varones y muchísimas mujeres, se han resignado a vivir al lado de personas que no les corresponden, eso no es sano, al contrario configura un cuadro tóxico que no sólo daña a la pareja, sino también a los hijos que se crian en un ambiente de desamor.
Victor Hugo, el escritor clásico francés alguna vez escribió: “La felicidad suprema de la vida es sabernos amados”, y tenía razón. Porque cuando alguien se sabe amado, entonces, es capaz de soportar situaciones difíciles y de avanzar por la vida con esperanza, sabiendo que vale la pena cualquier situación si hay amor de verdad.
No obstante, cuando eso no está presente, la existencia se torna amarga y difícil. La alegría da paso a la frustración y muchos terminan resignándonse a una vida que no es vida.
Ninguna razón justifica la relación de pareja que no sea el amor incondicional, pleno y honesto. Sin esa vinculación, entonces, el vínculo termina convirtiéndose en algo diferente a lo que debería ser.
Una de las características que resalta de la pareja protagonistas del Cantar de los Cantares es la reciprocidad. Tanto el varón como la mujer de la historia, se saben amados y entienden que son la prioridad en la vida de su pareja.
La mujer de Cantares exclama: “Mi amado es mío, y yo suya” (Cantares 2:16), en esa frase resume su sentimiento más profundo, ella se sabe amada y eso compensa cualquier otra situación. Él expresa algo similar al exclamar: “Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has apresado mi corazón con uno de tus ojos” (Cantares 4:9).
Una relación de pareja sin reciprocidad está vacía de lo más esencial, de lo que es la base protectora para construir cualquier relación posible. Sin la argamasa del amor, la pareja se desarma, como edificio sin fundamento.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
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