“Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor” (Lucas 9:46)
Hay personas expertas en ganar discusiones, siempre quieren tener la última palabra, el argumento más poderoso. Se complacen en humillar a sus contrincantes y dejarlos en silencio. Eso les provoca una sensación de superioridad y de victoria que los lleva a creer que de esa forma se garantiza respeto.
El gran problema de esa actitud es que mientras ganan discusiones pierden relaciones, y cuando eso ocurre a menudo en el matrimonio, se pierde la sensación de intimidad, de complicidad y de comprensión.
Dave Barry lo reseña de una manera irónica cuando escribe: “Soy excelente para discutir. Pregúntales a los amigos que aún me quedan. Puedo ganar una discusión sobre cualquier tema, contra cualquier contrincante. Muchos ya lo saben y me eluden en las fiestas. Con frecuencia, en señal de su respeto, ni siquiera me invitan”. Al leer este párrafo no se si reírme o entristecerme por la situación de este pobre hombre.
Tener la última palabra es garantizar que en algún momento te quedarás solo y sin amigos. Cuando esa actitud se traslada a la relación de pareja, el efecto es desastroso. A nadie le gusta sentirse constantemente humillado o tratado como alguien con un intelecto menor. Todos desean saber que entienden o que pueden dar algún argumento convincente.
Los que buscan siempre ganar discusiones al interior de la pareja, lo único que logran es que finalmente, la pareja eluda conversarle las cosas que importan, y termine resolviendo solo, o lo que es más complejo, pidiendo ayuda a personas externas a la relación, con todo lo que aquello implica.
Eso significa que nunca deberíamos defender un punto de vista. No, pero al hacerlo debemos asegurarnos si vale la pena una defensa que implique humillar a nuestra pareja. Lo mejor es poner los puntos sobre la mesa y admitir que no tenemos la razón en todo, y que probablemente nuestra pareja también pueda tener un punto de vista valioso para enriquecer nuestra perspectiva. A menudo, cuando se asume una actitud menos combativa y confrontacional, las parejas se dan cuenta que pueden complementar sus perspectivas, en vez de provocar una desavenencia.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.