Un problema de actitud


“En otro tiempo vosotros, por vuestra actitud y vuestras malas acciones, estabais alejados de Dios y erais sus enemigos” (Colosenses 1:21)

A muchas personas les cuesta entender que, en general, una mejor o peor relación de pareja está vinculado con una cuestión de actitud. Los que continuamente culpan a las circunstancias de los problemas y se niegan a mirarse a sí mismos para poder establecer algún grado de responsabilidad, terminan esclavizados de la realidad externa, antes que hacerse cargo.

¿Todo tiene solución? No. Afligirse entonces por lo que no se puede solucionar, simplemente no tiene sentido. ¿Todo lo que ocurre puede ser cambiado? No. Definitivamente hay situaciones y personas que no van a cambiar, del mismo modo, afligirse por eso no sirve mucho.

Los que triunfan finalmente tienen una actitud diferente frente a la realidad, no están constantemente refunfuñando sino que buscan sobreponerse a situaciones y encarar el día a día con una actitud positiva.

La escritora Martha Washington escribe: “Nuestra felicidad o nuestra desgracia depende en gran medida de nuestra disposición y no de las circunstancias. Llevamos por dondequiera las semillas de la una o de la otra, en lo profundo de nuestro corazón”.

Si le hacemos caso a esta escritora, sin duda, lo que marca la diferencia entre una vida u otra es el aprendizaje de que finalmente la felicidad es una cuestión que tiene más que ver con lo que decidimos en el día a día, que con las circunstancias.

Muchas personas hacen depender su felicidad exclusivamente del comportamiento de su pareja, pero así no funciona. Es preciso que encaremos la realidad entendiendo que en gran medida la percepción que tengamos de la realidad depende de nosotros, incluso, los cambios. Si la pareja finalmente no quiere cambiar, nosotros debemos elegir si queremos o no vivir en una relación donde somos destruidos o dañados. Las circunstancias no pueden controlar nuestra vida, eso es convertirse en esclavo de situaciones externas.

La actitud es fundamental, mucho se reduce a un problema de actitud. Si actuamos pasivamente o somos actores que nos atrevemos a encarar la realidad siendo proactivos y no meramente entes pasivos.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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