Con vocación de madre


“Como un padre quiere a sus hijos, el Señor quiere a sus fieles” (Salmo 103:13)

Estaba en la puerta del templo saludando a los que esa mañana habían escuchado mi sermón. Estaba contento, los predicadores sabemos cuando la gente nos está siguiendo y conectándose con lo que estamos hablando. Esa mañana había predicado de “Dios Padre”, el refugio de todos aquellos que sienten a Dios como un ser amoroso y que ampara nuestras vidas. Sin embargo, aún me faltaba aprender una lección.

Una señorita me esperaba al final de la fila. Cuando llegó donde yo estaba me espetó sin anestecia. “¿Cómo puedo entender a Dios como Padre si tuve a una bestia como padre?”

Se quedó mirándome como alguien que está ambriento de un mendrugo de pan, con sus ojos anegados de lágrimas y con una expresión de suma tristeza. Dejé de saludar, la tomé del brazo y la llevé a un asiento de la iglesia y escuché el relato desgarrador de una chica que efectivamente, había tenido como padre a un hombre con un comportamiento bestial. Llamarlo “padre” era un título que no merecía.

Luego que se desahogé le pregunté por su madre y sus ojos se iluminaron. Me habló de lo mucho que ella había luchado para alejarla de ese hombre desquisiado. Cada palabra que expresaba de ella estaba llena de agradecimiento y amor. Alabé a Dios en silencio mientras la escuchaba, y abrí mi Biblia en Isaías 42:14 y le leí que Dios siente “dolores de parto” por su pueblo. Luego la llevé a Salmos 91:4 y le expliqué que Dios es como una gallina que nos da cobijo bajo sus alas. Le seguí leyendo otros versículos, Dios es nuestra madre que pierde una moneda dentro de su casa y no descansa hasta que la encuentra. Dios es el aguila que vuela hasta el nido para alimentar a sus hijos. Ella me escuchaba en silencio y poco a poco nuevas lágrimas afloraron de sus ojos, pero ya no eran de angustia, sino de alegría.

Agradezco a Dios que se presenta como nuestro Padre, para quienes han tenido el privilegio de tener un padre sano y como una Madre para los que no han tenido ese privilegio. Dios es nuestra madre y nuestro padre. Un Dios lleno de amor y bondad.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria

Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.