Lleno de amargura


“Yo estuve lleno de amargura y en mi corazón sentía dolor” (Salmo 73:21)

Me gusta mucho la película “Carros de fuego”, no sólo por el tema sino por la caracterización que da de dos sus protagonistas principales. Eric Liddel, el joven atleta que corría “para la gloria de Dios” y que daba testimonio a cada momento de su experiencia con el creador, y Harold Abrahams, quien sólo corría por logros temporales y superfluos.

Liddel vivió para servir a Dios y a su prójimo. Murió como misionero en China y toda Escocia le rindió honores y lloró su muerte. Abrahams, se convirtió en abogado, murió viejo, pero preguntándose a cada momento por el sentido de la vida. La amargura fue su compañera. Ningún logro humano fue capaz de sacarlo de su tristeza existencial.

La amargura se cultiva del mismo modo que la alegría. Es un hábito que se forma poco a poco con las actitudes que se van desarrollando, especialmente a las situaciones que ocurren alrededor.

La expresión “amargo” que solemos utilizar en las comidas, hace alusión a algo que nos provoca rechazo, que no sabe bien en la boca, que nos deja una sensación fea y que no queremos experimentar nuevamente. Muchas “amarguras” se producen por motivos equivocados: Envidia, resquemor, malestar por lo que otros puedan o no haber hecho contra nosotros, es algo que se va anidando en la mente y que tiene el la característica de crecer y termina empañando otras áreas de la vida.

Hay situaciones malas, ¡por cierto! ¿Pero? ¿Debería eso amargarnos la vida? Viktor Frankl, quién sobrevivió a dos campos de concentración nazis enseña que “todo puede serle arrebatado a un hombre, menos la última de las libertades humanas: el elegir su actitud en una serie dada de circunstancias, de elegir su propio camino. ¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor,siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.

En otras palabras, la mente y la actitud con que medimos las circunstancias que nos toca enfrentar es lo que hace la diferencia entre una persona y otra.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.