“Todavía no había nacido yo, cuando tú ya me cuidabas. Aún estaba yo dentro de mi madre, cuando tú ya eras mi Dios” (Salmo 22:10)
La convicción de fe no se transmite de manera genética ni social. La fe es absolutamente personal. El que desea creer lo hará contra viento y marea, del mismo modo quien elige no creer. Entender este simple axioma es la base para entendernos y no caer en conductas intolerantes y fanáticas. La religión es absolutamente personal.
El salmista tiene la convicción de que su vida ha estado dirigida y providencialmente, cuidada por Dios, desde antes de nacer. Esa vivencia le da a la vida humana un sentido trascendente inexplicable. Sin embargo, hay quienes han elegido creer que su vida es producto del azar y suponen que ningún poder sobre natural interviene en su desarrollo. ¿Quiénes somos nosotros para calificar a una persona porque decidió creer distinto a nosotros? Los seres humanos somos dados a calificar las convicciones ajenas. ¡Ni Dios lo hace! ¿Por qué debemos hacerlo nosotros?
Creer es una decisión personal, íntima, privada y que no debe ser realizada bajo coacción, presión o ningún tipo de acoso. Las creencias son vitalmente únicas y obedecen a un cúmulo de elementos y factores que son únicos en cada individuo. Aspirar a ser conciencia de otros para dictarles lo que deben o no creer, no sólo es una falta de respeto, es transgredir un derecho humano básico: La elección de qué creer y la facultad de que nadie debe ser conciencia de ninguna persona.
Muchos cristianos olvidan este principio. Las redes sociales se han convertido en la más vergonzosa muestra de intolerancia de los religiosos. Si alguien visita las páginas de muchos cristianos y está luchando por creer, huirá despavorido de la actitud intolerante, poco juiciosa y opresiva que muchos cristianos esgrimen.
Es vergonzoso que muchos se han arrogado a sí mismos el derecho de dictar quién se salva y quién se pierde. Que califican la conciencia ajena como quien determina qué tipo de componente hay en un alimento o como calificaría una película. Muchos cristianos tendrán que dar cuenta de las palabras que han utilizado y de la intolerancia que ha llevado a muchos a decidir no creer, y gracias a muchos cristianos.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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