“Dios, desde el cielo, mira a hombres y mujeres; busca a alguien inteligente que lo reconozca como Dios” (Salmo 53:2)
Las ideas de este versículo se repiten calcadas en el verso 2 del Salmo 14, sin embargo, aunque son las mismas palabras, tienen un significado ligeramente distinto, porque el contexto es otro. Muchos por no distinguir el contexto no le hacen decir a los versículos lo que realmente sostienen.
En este caso, el salmista está reaccionando a las personas que dicen no creer en Dios, pero en el contexto de políticos y líderes corrompidos que no buscan a Dios de manera honesta, y que dirigen sólo para maltratar al pueblo.
Por lo tanto no se trata tanto de “creer”, sino de reflejar en sus vidas el creer. A lo largo de la historia, miles de individuos que han dicho ser creyentes, han actuado de manera diametralmente opuesta a sus creencias. Los dirigentes a los que ataca el salmista “se hartan de comida a costillas” del pueblo, son aprovechadores, sinvergüenzas, personas que utilizan el poder exclusivamente en beneficio propio.
En ese contexto, Dios busca personas inteligentes para que le adoren, individuos que sepan distinguir con claridad qué es de Dios. Muchos tienen un discurso hermoso, pero a la hora de los hechos, su vida contradice lo que dicen sus palabras. Esa no es la inteligencia que busca Dios.
Los que usan sus capacidades cognitivas para aprovecharse del pueblo, son, como el mismo salmo los califica, “gente malvada”, corrompidos por el poder y que no perciben el daño que hacen al hablar de Dios, pero vivir como si éste no existiera. Sería preferible que negaran la divinidad, a decir que son creyentes teniendo el estilo de vida que exhiben.
Es de sabios reconocer que los abusos de poder, la verticalidad, la falta de respeto, el maltrato verbal y la desconsideración por otros no es obra de Dios. Al contrario, quien ama a Dios no utiliza nunca el poder como un fin en sí mismo, no vive apernado a un puesto o un cargo, nunca le falta el respeto a su prójimo y menos utiliza el abuso verbal, al contrario, considera a todos como hijos predilectos de Dios.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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