Que seas mi universo


“Señor del universo, feliz aquel que en ti pone su confianza” (Salmo 84:12)

Supongo que todos tienen alguna canción cristiana preferida. La mía es, “Que seas mi universo”, escrita por el cantautor y pastor, Jesús Adrian Romero. Cada vez que escucho ese canto, me siento transportado a otro mundo. Es un canto que he escuchado miles de veces, y cada vez que entono su letra, algo nuevo me dice. Así ocurre con la música, nos conecta, nos lleva a otra dimensión y nos hace experimentar dimensiones que la mera prosa no nos permitiría sentir.

Estaba en una calle llena de gente en la ciudad de Tacna, en Perú. Esperaba, en la acera, mirando a los cientos de personas que a esa hora pululaban por la calle, ajenos a la vida de los otros, cada uno ensimismado y metido en sus propios problemas. Me sentía cansado, no sólo porque había acompañado a mi esposa y a una pariente a varios lugares a comprar, sino porque ese día estaba triste. Sentía deseos de estar en otro lado. Quería haberme quedado durmiendo todo el día para no sentir esa sensación de congoja que me acompañaba.

De pronto, se paró a mi lado un hombre. Traía un carro de esos que se usan para las compras de la feria. Lo abrió y sacó un parlante. Luego cuidadosamente conectó el parlante a un reproductor de CDs y sacó una batería de vehículo, con la cual le dio energía a los dos aparatos que traía. Lo miraba fijamente, observando cada una de sus acciones. Sin entender qué haría. Luego, sacó una pequeña mesa plegable y terminó poniendo sobre ella un mantel, y una gran cantidad de CDs. Tomo uno de esos discos lo puso en el reproductor y a todo volumen comenzaron a sonar las notas del canto: “Que seas mi universo”.

En ese momento, poco a poco comenzó a desaparecer el ruido de la ciudad. Dejé de mirar a la gente. Me concentré en un punto en el horizonte donde se veía el cielo y lo único que podía sentir eran esas hermosas palabras: “Que seas mi universo / Que llenes cada uno de mis pensamientos / Que tu presencia y tu poder sean mi alimento / oh Jesús es mi deseo”. Mientras escuchaba el canto, algunas lágrimas rodaron por mi mejilla y fue como si me sacaran un peso enorme de encima. La tristeza que sentía hace un momento se disipó de manera abrupta y sentí una paz inmensa. Dios había llegado a mi rescate.

Querido Dios, todos los días quiero que seas mi universo.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria

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1 comentario:

  1. Elba Iris Pérez Rosario8 de mayo de 2018, 16:55

    En Dios no hay casualidades. Estaba practicando esta alabanza para cantarla hoy 8 de mayo 2018 en el culto. De repente llego aqui y leo tooodo. Es la confirmación de que en realidad Dios es mi Universo y quiere que lo testifique con esta alabanza. Dios eres Mi Universo. Dios les Bendiga y Gracias.

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