“Escucha, Dios, la voz de mi queja” (Salmo 64:1)
Es cierto, las personas quejumbrosas, que están continuamente con una queja, son fastidiosas, y en muchos casos es preferible alejarse de ellas. Pero, en ocasiones, hay quejas lícitas que es correcto plantearlas. En Chile se llama a eso “el derecho a pataleo”, una forma coloquial de decir que todo ser humano tiene derecho a expresar su desacuerdo con alguna situación.
Sin embargo, en toda esta religión extraña que nos ha inundado, llena de matices místicos, oscuros, llenos de miedos, y temores aprendidos, se suele enseñar cosas como: “Dios los sabe todo, sólo debes aceptar lo que Él hace”; “preguntarle a Dios por su accionar es una blasfemia, ¿qué te crees?”. Frases que esconden, por un lado, temor. Miedo a que la divinidad se “enoje” con sus criaturas, y por otro lado, una mala comprensión de quién es Dios.
La Biblia utiliza diversas figuras metafóricas para ayudarnos a comprender cómo es Dios. Su usa la expresión “padre”, y por lo que dicha palabra implica, ¿por qué debería tener miedo de quejarme delante de mi padre? ¿Por qué extraña razón no puedo ir con mis vicisitudes a él? Dios Padre estará más que contento de satisfacer mis dudas, y ayudarme a tener confianza en lo que él hace.
Otra palabra que la Biblia utiliza para referirse a Dios, es que es “amor”, no que tenga como característica amar, sino que en esencia es amor. Del mismo modo, ¿por qué debería temer acercarme a un Dios que me ama, con mis quejas y conflictos no resuelto? Dios, si realmente ama, no sólo estará solícito a mi queja, sino que sin duda me dará la mejor respuesta posible.
Quienes siembran perspectivas incorrectas de Dios, hacen un daño inmenso a quienes están luchando por creer. Hay especialistas en inventar mitos sobre Dios, si de ellos dependiera, Dios estaría oculto tras un manto de conceptos mitológicos, que lo único que hacen es alejar a los seres humanos de Dios, y además, tuercen la posibilidad de tener una comprensión adecuada de Dios.
Dios es padre, es amor, es justo, es misericordioso, es nuestra madre que nos ampara bajo sus alas, ¡no dudes de ir a él con tu queja!
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez, 2014 Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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