Curar heridas


“Si él hace una herida, también la vendará; si con su mano da el golpe, también da el alivio” (Job 5:18)

Mary Jane Seacole (1805-1881)

Es más fácil provocar heridas que curarlas, tal vez por esa razón son tan admiradas las personas que dan su vida en ayuda de quienes padecen de diferentes formas.

A Mary Jaen Seacole se le concedió, a título póstumo, la Orden del Mérito de Jamaica en 1991. En 2004, fue elegida como la persona negra más grande de la historia británica. ¿Qué hizo para ser tan famosa? Atender heridos, y crear todo un sistema de protección a personas que sufrían, que para los efectos de la época, era extraordinario.

Mary se especializó en hierbas medicinales en el Caribe. Cuando estalló la guerra de Crimea, solicitó brindar asistencia pero fue rechazada. Entonces viajó por su cuenta y estableció un hotel donde asistía a los heridos. Llegó a ser extremadamente popular entre el personal de servicio quienes recaudaron dinero para ella cuando se enfrentó a la miseria de la posguerra.

Después de su muerte, su memoria calló en el olvido durante casi un siglo, sin embargo, poco a poco se ha ido reconociendo su labor para combatir con éxito los prejuicios raciales. Su autobiografía escrita en 1857, es una de las primeras autobiografías de una mujer de raza criolla. Se sostiene que su figura fue eclipsada y escondida en la historia por ser de raza negra, de origen jamaicaino, y por la presencia en la misma época de Florence Nitinghale. Su vida ha sido reconocida en los últimos años.

El deseo de ayudar no está limitado por raza, religión o nacionalidad. Lamentablemente, hay personas que no lo entienden. Dios nos dio la misión de ser solidarios con todos los seres humanos, no con algunos, sino con el ciento por ciento de las personas que lo necesitan.

Mary es admirada precisamente por eso, vivió en una época donde las personas de raza negra eran tratadas como seres de segunda categoría y además, era mujer, lo que la hacía doblemente discriminada. Nada de eso impidió hacer la obra que ella consideraba que había que hacer: Ayudar a los heridos y los necesitados.

No hay heridos ajenos, todo ser humano que sufre nos hiere a todos, más aún si somos cristianos y entendemos el mensaje del evangelio.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inedito: Héroes de verdad

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