Enfrentar el monstruo


“No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas” (Deuteronomio 16:19)

Elizabeth Eckford (1941)

Elizabeth, de 15 años, no sabía que ese día 4 de septiembre de 1957 cambiaría su vida para siempre y se convertiría en un símbolo mundial de la lucha en contra del racismo. Ella, junto a ocho compañeros más de raza negra, completaron los requisitos para asistir a una escuela pública. Aunque se había declarado inconstitucional negar la matrícula a alguien de raza negra, en Arkansas muchos colegios se negaban a recibir estudiantes negros.

El 4 de septiembre de 1957, Elizabeth junto a sus compañeros afroamericanos intentaron entrar en el Little Rock Central High School, reservado para los alumnos blancos, razón por la cual son detenidos por la Guardia Nacional de Arkansas. Una muchedumbre encolerizada los insulta.

El grupo intenta de nuevo, días más tarde, asistir a otro instituto sólo para blancos, el Central High School, pero nuevamente son rechazados. El 24 de septiembre de 1957 ,el presidente Dwight Eisenhower, intenta convencer al gobernador Orval Faubus pero las negociaciones fracasan; el presidente envía entonces a elementos de la Armada Norteamericana para acompañarlos al colegio. La población estaba enfurecida por lo que finalmente el gobernador decidió cerrar todas las escuelas por un año, antes que permitir la mezcla entre alumnos blancos y negros, cuestión que no prosperó.

Finalmente logró estudiar, no sin dificultad, por todo el rechazo, sin embargo, quedó marcada para el resto de su vida. Logró ingresar a la universidad y se convirtió en la primera mujer afroamericana en trabajar en un banco en una actividad que no fuera de conserje.

Es una vergüenza saber que existe el racismo. Sin embargo, lo más extraño y descorazonador es que la mayoría de los blancos racistas del sur de los EE.UU., eran y son, fieles miembros de iglesias cristianas. En sus mentes Dios ha hecho razas superiores e inferiores, idea que no sólo es absurda sino que no tiene ningún sustento bíblico. En la defensa de sus convicciones muchos de estos “cristianos” no han dudado en asesinar, maltratar, calumniar, difamar y transgredir las más elementales normas de convivencia, simplemente, porque el prejuicio que los embarga sigue siendo más profundo que la razón y la lógica. Lo mismo sigue sucediendo con otros temas como la incorporación de la mujer al ministerio, el prejuicio puede más que la razón y el mensaje bíblico.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inedito: Héroes de verdad

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