“La palabra del Señor es verdadera; sus obras demuestran su fidelidad” (Salmo 33:4)
Hemos estado ya 18 días estudiando cómo estudiar la Biblia. Es un tema apasionante, y es difícil acabar el tema en tan pocos días. Si sólo hiciéramos lo que hemos enseñado durante 16 días, es decir, tomar una sección de la Biblia y estudiarla a fondo, no de manera superficial, podríamos extraer de la Escritura mucho más de lo que sacamos con las lecturas superficiales que a menudo hacemos.
Así como es imposible que podamos entender la vida de una persona sólo a partir de un episodio o de un momento, es imposible entender un texto desconectado de su contexto.
Lamentablemente, hemos crecido en una cultura de “textos de memoria” y “listas de textos sobre un tema”, que no son más que una forma burda de juntar ideas, a menudo fuera de su contexto original, con lo que se termina dando a los textos un sentido antojadizo, dependiendo de quien está haciendo la compilación o citando su “texto favorito”.
La Escritura debe ser entendida en su contexto textual, lingüístico e histórico, o de otra manera carecerá de sentido totalmente. Si a eso agregamos que la Biblia fue escrita para otra época y para personas que tenían visiones de mundo totalmente diferente a las nuestras tendremos una realidad tremendamente difícil de abordar, si se hace con chapucería o liviandad, como es a menudo el llamado “estudio bíblico”. Soy un convencido que muy pocas personas realmente estudian la Biblia, la mayoría sólo se deja guiar por sus propias ideas, no las de la Biblia.
“Las vidas de las personas tiene sentido si se explica en su contexto, de los contrario es difícil que usted entienda nada” (Julia Navarro)
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Reflexiones al amanecer
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Gracias por animarnos en el desafio
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