Creatividad

“Reposó de toda la obra que El había creado y hecho” (Génesis 2:3)

Los seres humanos somos creativos. Gozamos de un don dado por un Dios que se goza en crear, y nos dejó a nosotros esa facultad extraordinaria. Crear e inventar, para mostrar objetos que antes no estaban, miles y miles de situaciones que ameritan un aplauso constante a la inventiva humana.

Soy escritor. Paso al menos tres horas diarias escribiendo. Me levanto al alba, generalmente dos a tres horas antes que mi esposa. Nunca he variado mi hábito aún en los lugares más extraños. Es mi delicia levantarme temprano y sentarme frente al teclado, para leer y por sobre todo, para escribir. Juntar palabras, buscar giros novedosos, pulir frases mal redactadas, darle impacto a algunas oraciones, es una tarea de artesano. Sé que cuando me muera las palabras que he reunido en libros y artículos serán mi legado.

Hay otros que no serán reconocidos, pero también son creadores. Ahora mismo, al escribir estas palabras, estoy sentado a cien metros de una plantación de frambuesas. Me he gozado cosechando esas delicadas frutas y saboreando su textura y sabor. Pero, alguien la plantó. No calló del cielo. La forma en que están dispuestas las melgas, la azequia construida para alimentar de agua las plantas, la altura, la disposición de los brotes, todo ha exigido creatividad, y probablemente, no habrá ninguna placa que diga “El Sr. X fue el encargado de crear este vergel de frambuesas”.

Hay legados anónimos, como las historias de familiares que nos dieron una muestra de lo que significa amar en realidad. Nunca conocí a mi abuelo que murió a los 35 años de edad, víctima de una enfermedad curable, pero que le ocurrió en medio del desierto, en una mina salitrera, donde las condiciones eran mínimas. Pero, pude observar a mi abuela, que decidió que nunca podría amar a alguien de la forma en que amó a mi abuelo y que nadie la amaría de esa forma, que decidió no volver a casarse nunca. Y no fue una mujer amargada, todo lo contrario, fue una persona dulce, cariñosa, que cuando nos hablaba del abuelo lo hacía siempre con una sonrisa, recordando al amor de su vida, con un cariño que a todas luces nos decía que allí también hubo creatividad, y una entrega que sólo son capaces de entregar los artesanos que hacen de su arte, su vida.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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