No sean como sus padres


“Dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres ni guardéis sus leyes ni os contaminéis con sus ídolos” (Ezequiel 20:18)

Probablemente este no es un consejo que le daría un siervo de Dios a sus oyentes, pero aquí tenemos al profeta Ezequiel transmitiendo una idea que no gusta, que no es popular y que provoca resistencia. Le dice a todos esos hijos que viven en el exilio, no hagan como hicieron sus padres, vivan de una manera diferente. ¡Qué difícil! Probablemente a más de alguno no le gustó el consejo.

Más de alguna vez me ha tocado decir lo mismo a jóvenes y señoritas que tienen que lidiar con malas decisiones tomadas por sus padres. Es lamentable que muchos padres actúen con tan poca sabiduría que terminan haciendo la vida de sus hijos y también de sus cónyuges, un infierno en la tierra.

En una ocasión le pregunté a una señorita: ¿Cuál es tu máximo sueño?

—No repetir lo que vivieron mis padres. Quiero ser diferente a ellos. No quiero ser la versión avanzada de sus vidas. Quiero algo totalmente diferente.

Ante el asombro del novio que la miraba le pregunté la razón. Luego me contó de las peleas, del ambiente de tensión que se vivía en su hogar de origen, de los malos recuerdos, de tantas fiestas celebradas con el alimento atragantado por la forma en que sus padres se trataban.

Debemos aprender de nuestros padres, hacer bien lo que ellos hicieron bien, pero no imitar lo que hicieron mal. Distanciarnos de conductas nocivas implica en primer lugar, admitir que hay conductas impropias, eso significa dejar de justificarlos y enfrentar claramente lo que ellos fueron, sin adornos y sin excusas.

Evidentemente, muchos padres son la versión desmejorada de sus propias familias, y por lo tanto, víctimas que no hicieron lo suficiente para mejorar sus existencias y vivirlas de manera diferente, pero, eso no justifica su accionar. Si nos damos cuenta que algo no estuvo bien, pues cambiémoslo. Decir, mis padres fueron así y eso explica lo que yo soy, y decirlo con resignación, es no asumir, y por lo tanto, actuar con irresponsabilidad.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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