“Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas” (Salmo 147:3)
Cuando una persona está en un proceso de recuperación, especialmente después de un período de recuperación de una cirugía seria, el enfermo espera la curación con paciencia, confiando en los cuidados de otros. En ocasiones, no siempre se entiende la importancia de los tratamientos, pero el seguirlo al pie de la letra acelera la recuperación.
He atendido a víctimas de abuso por casi treinta años. Algunas recomendaciones no siempre son entendidas, pero la experiencia enseña que es preciso dejarse orientar por aquellos que han aprendido. El perdón, por ejemplo, puede serte difícil de entender y aun más de conceder, pero es un elemento absolutamente necesario para la sanidad. Aún cuando sea complejo entender que es parte de la recuperación.
Es preciso además no juzgar. Cuesta entender que los abusadores lo más probable es que pueden haber sido víctimas inocentes y que después, sin tener herramientas con las cuales lidiar con sus propias heridas, se han convertido en abusadores, en su caso, lo que puede ayudarles es la vía del arrepentimiento que ayuda a sanar las heridas propias y las provocadas a otros, sin embargo, es necesario dejar que otros se encarguen de los agresores, las víctimas son los menos indicados.
Cuando alguien ve aliviado su propio dolor, tiene mejores recursos para poder perdonar a sus agresores. Siempre entendiendo, que como una cirugía mayor, la recuperación necesita tiempo y cuidado.
No se puede borrar el pasado, sin embargo, es posible aprender a vivir con las heridas y poder vivir una vida saludable y positiva. El perdón no sólo alivia el presente, también, hace más llevadero el sobrellevar las heridas del pasado. Por otro lado, cuando logramos ponernos en la perspectiva del abusador, podemos tener empatía para entenderlo, no para justificarlo, porque el abuso no tiene justificación de ninguna manera.
Dios puede ayudar en las heridas más profundas y más difíciles de curar. No va a cambiar lo que vivimos, pero a partir de nuestro dolor, nos dará herramientas para ayudar a aliviar el dolor ajeno y eso, siempre será ganancia.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
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