Un final pleno


“Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu estado, al final, será engrandecido” (Job 8:7)

Me declaro un cinéfilo Me encanta el cine, lo disfruto. Algunas películas las he vuelto a ver varias veces, pero por sobre todo, me encantan algunos finales de película. Algunos directores han hecho un pésimo trabajo, las películas estupendas y los finales, realmente débiles. Otros, al contrario, pésimos guiones, con finales espectaculares. Pocas películas son realmente espectaculares, completas, de principio a fin. Guión, fotografía, actores, líneas bien estructuradas, y finales magníficos.

En la película de nuestra vida, todos debemos llegar al final. No hay escapatoria. No lo podemos evadir. Llegará sin que podamos evitarlo, lo importante, es cómo vamos a llegar y en qué condiciones. No me refiero a la vida física, porque si las personas se ocupan adecuadamente de su salud, su final será relativamente bueno. Aquí lo que importa es cómo vamos a llegar en relación a los afectos y las personas que son importantes en nuestra vida.

Muchos descuidan en el trayecto a las personas que deberían ser importantes. No les dedican tiempo, actúan como si fueran a vivir eternamente y no se dedican a cultivar los afectos. Al final, eso pesa, porque la vida y las personas que deberían haber recibido nuestra bondad, terminan por pasarnos la factura de lo que hicimos o dejamos de hacer.

No es sólo darles lo que precisan en términos de sobrevivencia, que también es importante, sino además, darles tiempo. Mi madre no era una mujer muy educada formalmente (aunque lo era como autodidacta, y siempre la recuerdo pasando tiempo de calidad con nosotros, aún cuando tenía que trabajar y hacer mil cosas, para alimentar y cuidar a cinco hijos. Era común que se sentara a leernos, ella era una lectora empedernida, y me transmitió especialmente a mi, el amor por los libros. Recuerdo sus conversaciones, las anécdotas, el pasar tiempo con nosotros, escuchando nuestros dilemas y conflictos. Eso hacen los padres, y lo mismo las buenas parejas. Se dedican tiempo, por esa razón cuando vienen los malos tiempos, tienen un ático repleto de buenos recuerdos que pueden utilizar en los momentos en que más lo necesitan.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

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