“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1)
Una noche estrellada habla más de Dios que diez mil libros juntos. ¿Cómo es posible creer que toda esa maravilla que se contempla en una noche cualquiera es producto del azar? Se necesita mucha más fe para creer en la presencia azarosa del universo, que para aceptar a un Dios que ha producido un diseño inteligente.
Soy coleccionista de caracolas marinas, no me considero un malacólogo, pero tengo una colección de unas 600 caracolas que he recolectado en diferentes lugares del mundo. Una de las cosas que más me atraen de los moluscos, son las formas tan variadas y hermosas. Los colores, las curvas, los diferentes tamaños y texturas hablan de un Dios que se goza en la diversidad. Pero aún más, puede que las diferentes caracolas nos parezcan idénticas, pero, si se examina con cuidado su ADN particular y a la luz del microscopio se analiza su composición, se observará que cada una de ellas es distinta. Similares, pero no idénticas, y eso es así con los millones de moluscos que existen, lo que nos habla de otra característica de Dios, que crea individuos, no copias ni clones.
¿Cómo no maravillarnos con un Dios con esas características? La naturaleza nos habla de un creador extraordinario, con unas capacidades de creación extremadamente asombrosas.
Eso implica que creer que Dios se goza con un sólo tipo de música, con sólo algunos colores, con un tipo de instrumento, con sólo una forma de expresión, es el absurdo más absoluto. Dios es un creador de novedades. La naturaleza es una explosión siempre asombrosa de colores, formas, texturas, sabores, y sonidos diferentes. ¿Cómo podría Dios gozarse sólo con algunas expresiones? No tiene lógica. Dios es el Dios de la diversidad, y espera que entendamos que la diversidad no le molesta, al contrario.
Los cielos cuentan las maravillas de un Dios extraordinario. Nos hablan de un Dios que sonrie y que se goza como un niño creando. Lo novedoso, lo nuevo, lo exótico le complace en gran manera, porque los creativos se gozan de eso mismo, de la creatividad. Por eso, Dios me emociona, le agrada crear y ser diverso, y eso es maravilloso.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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