Límites


“No reducirás el límite de la propiedad de tu prójimo” (Deuteronomio 19:14)

Los límites son necesarios aunque a algunos no les gusten. No sólo señalan las fronteras de una propiedad, también nos permiten establecer con claridad la propiedad, pero en otros casos, son la forma de señalar los peligros potenciales a los que nos exponemos. Una cerca al lado de un acantilado es una tremanda ayuda para los descuidados que pueden no darse cuenta que traspasar ese límite puede ser fatal.

Sin embargo, hay otros límites de los cuales no se habla, pero que son vitales para nuestro desarrollo como humanos y tiene que ver con la relación intepersonal y el éxito como individuos.

Muchos viven pendientes de lo que otros puedan decir o hacer en relación a su persona, pero eso no es saludable, crea dependencia. No podemos evitar los pensamientos ajenos ni tampoco sus conductas, incluso cuando nos afecten. Pero si podemos poner límites a nuestra mente por la forma en que reaccionamos y lo que sentimos frente a lo que nos ocurre. Como diría Stamateas: “No podemos modificar las conductas de los otros pero sí tener dominio propio sobre nuestras conductas y nuestra mente” (2008:7).

¿Cómo se hace eso? Simplemente velando para que nuestras conductas y pensamientos no sean reactivos. Si otra persona se enoja contigo, ¿por qué deberías enojarte tú? Si alguien hace algo malo, ¿por qué deberías pagar con la misma moneda?

El mayor obstáculo que algunas personas deben enfrentar es sus mismas reacciones, destempladas y desubicadas, muchas veces. Una cosa es reaccionar, que a menudo causa más males que vienes y otra muy distinta, es actuar de manera proactiva.

Ser proactivo exige pensar antes de actuar y evaluar antes de dejar que nuestra mente termine generando pensamientos negativos que finalmente nos van a afectar. En el camino de la vida no podremos evitar que algunas personas nos dañen, lo harán, aún si no lo queremos, incluso, si explícitamente lo solicitamos. ¿Qué haremos después de haber sido dañados? Eso marca la diferencia entre los que tienen éxito y los que fracasan. Los primeros son proactivos, y los segundos sólo reaccionan.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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