“El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado” (Números 5:31)
Parece chiste, pero, durante casi 8 siglos la concepción que se tenía de la mujer fue influenciada por lo que decía Tomás de Aquino, que a su vez, lo había tomado de Aristóteles.
Tomás de Aquino, considerado el principal escritor, teólogo y filósofo de la Edad Media, escribió:
“La mujer es un defecto de la naturaleza, una especie de hombrecillo defectuoso y mutilado. Si nacen mujeres se debe a un defecto del esperma o a los vientos húmedos. Sólo es necesaria para la reproducción” (S. Th. Suppl. q. 52 a. 1 ad 2)(S. Th. II-II q. 70 a. 3).
No es extraño que las mujeres medievales no destacaran y fueran marginadas en casi todas las áreas.
Tampoco es de extrañar que miles murieran en la hoguera condenadas por la “santa” inquisición por brujería o por seducir a “hombre nobles”. Las que corrían más riesgo de ser asesinadas eran las mujeres hermosas y las que se atrevían a pensar por sí mismas.
Han pasado los siglos, pero aún en la mentalidad medieval de algunos varones, la mujer es sólo eso: Una máquina de producir hijos, y para todo lo demás, un problema u obstáculo. Muchos de los chistes sexistas lo que reflejan es la concepción cultural que se tiene sobre la mujer.
En círculos cristianos se esconde la misoginia y la mala actitud hacia la mujer, en palabras de buena crianza, que en el fondo, sólo esconden una actitud de animaversión hacia la mujer en particular y hacia las mujeres en general.
Son consideradas, tal como lo expresa Tomás de Aquino “hombrecillos defectuosos y mutilados”. Una especie de seres inferiores a la masculinidad. Lo asombroso es escuchar a algunas mujeres referirse a su propio género en esos términos, dándole a los varones un lugar de superioridad que nunca Dios planeó.
En el plan de Dios no hay lugar para jerarquías, ni para superioridades. Lo único válido es la igualdad.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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